Normalmente el garaje es un espacio oscuro, sucio y lleno de grasa. Por eso mismo resulta complicado imaginar que un pequeño garaje de apenas 52 metros cuadrados pueda convertirse en un apartamento tan coqueto y acogedor como el que podéis ver en esta entrada. Los arquitectos Miguel Ángel Santa Ibáñez y Rafael Tejedor del estudio ReHabitar Gestión han completado un proyecto cuanto menos peculiar. Lo primero que hicieron fue derribar todos los tabiques hasta conseguir un espacio abierto y diáfano. Luego se dedicaron a revestir de Pladur paredes y techos para lograr un mayor aislamiento térmico y acústico, al tiempo que sirvió para ocultar las nuevas instalaciones de fontanería y electricidad.
El resultado fue disponer de ambientes desahogados y luminosos. El suelo se cubrió con tarima flotante y las paredes se pintaron en color blanco para potenciar la iluminación y una interesante continuidad visual. Con respecto a la decoración vemos como predomina un estilo joven y actual, con muebles de líneas sencillas y tapicerías de piel en colores de moda. También se estudió minuciosamente la distribución del mobiliario para que fuera funcional y permitiera aprovechar cada rincón de la vivienda. Nadie diría que allí guardaban antes el coche.