Espacios abiertos, toques industriales, elementos arquitectónicos a la vista, sutiles pinceladas vintage, piezas de diseño y grandes dosis de modernidad conviven en un loft urbano. Estos singulares espacios que en sus orígenes eran el hogar de artistas bohemios que no podían pagarse el alquiler de las viviendas tradicionales, en la actualidad sean espacios de lujo y muy cotizados por la alta sociedad.
En ciudades tan cosmopolitas como Londres, Nueva York, Berlín y París los lofts se han convertido en espacios increíblemente muy solicitados. Hoy en Decorablog te acercamos el estilo de un auténtico loft neoyorquino, que fue la ciudad que los vio nacer.
El origen del loft: la Nueva York de 1950
Tal y como te comentábamos al principio de este artículo, el loft tiene su origen en la Nueva York de 1950 y concretamente en los barrios de Tribeca, Soho y el barrio oeste. Estudiantes, artistas, fotógrafos y amantes de la vida bohemia se vieron obligados a ocupar espacios de antiguas fábricas y viejos almacenes en desuso, al no poder pagar las rentas de pisos y apartamentos.
Un fenómeno social que adquirió gran importancia y cuya estética se ha convertido en una tendencia muy cotizada en el interiorismo actual. Peor, ¿cómo son los lofts industriales? ¿Y cómo podemos trasladar esta estética a nuestra vivienda?
A grandes rasgos, los lofts son espacios donde se aprecia su pasado industrial. También son viviendas abiertas con espacios luminosos, compartidos y sin muros, con elementos propios de la arquitectura del edificio a la vista que forman parte de la decoración, superficies metalizadas y techos de gran altura.
Espacios abiertos y luminosos
Pero vayamos por partes. ¿Cómo son los lofts neoyorquinos? Tal y como hemos mencionado antes, los lofts son espacios abiertos y luminosos. Destacan sus grandes ventanales que inundan de luz el interior. Además, al tratarse de espacios abiertos sin muros, la luz se distribuye mucho mejor por todos los rincones de la vivienda.
Sin embargo, a pesar de ser espacios abiertos, las divisiones están perfectamente delimitadas con lámparas, alfombras, estanterías o muebles que marquen las distancias, cambios de nivel con algún pequeño escalón e incluso con ayuda del color y de las texturas.
Estética fabril
Los lofts ocupan espacios de antiguas fábricas, talleres, almacenes y lugares similares. Esto explique que los techos sean tan altos y que encontremos elementos propios de la arquitectura del edificio bien visibles, formando parte de la decoración. Vigas, tuberías, paredes de ladrillo…
Todos estos elementos tienen una clara inspiración industrial y es que la estética fabril es muy importante en estos ambientes. Un estilo que también se aprecia en las superficies metalizadas y en materiales nobles como la madera maciza. Piezas que además tienen un aspecto envejecido, que aportan carácter a la decoración y que demuestran que esos espacios tienen una larga historia.
Espacios eclécticos
Sin embargo, en los lofts neoyorquinos también hay sitio para piezas de diseño y obras de arte. No hay que olvidar que en sus orígenes estas viviendas estaban ocupadas por artistas, escultores, escritores… Desde cuadros hasta esculturas y piezas de diseño, estos espacios aceptan todo tipo de muebles y complementos de diferentes estilos.
Y es que un loft también es un espacio ecléctico donde tienen cabida las mezclas más atrevidas. En las imágenes que acompañan a nuestro artículo encontrarás algunos interesantes ejemplos de las infinitas posibilidades decorativas de un loft. Industrial, bohemio, contemporáneo, ecléctico, retro…
Si algo caracteriza a un loft es el carácter y la fuerte personalidad de este espacio, que además debe resultar acogedor. Por ello, no debemos olvidarnos de los textiles que proporcionan calidez y confort al ambiente.
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