El nacimiento de Jesús da origen a las fiestas de Navidad. Para celebrarlo, todas las casas se decoran con motivos navideños. Por eso no puede faltar el pesebre, que se suele hacer a principios de diciembre.
Lo primero que debemos hacer es elegir el lugar para colocar el pesebre. La tradición dice que todos los miembros de la familia deben participar en la construcción y aportar ideas para que pueda quedar espectacular. Con el paso de las fiestas, el pesebre se convertirá en el centro atención.
Para comenzar deberemos recrear un paisaje de fondo, para ello te recomendamos utilizar cajas de cartón o papel arrugado para formar unas montañas, que podremos recubrir con un poco de musgo para darles un aspecto más realista. Para lo que es el propio pesebre, puedes colocar un portal de belén para representar la escena del nacimiento de Jesús. El belén deberá estar representado por el niño Jesús, María y José en un establo, granero o cueva. La tradición los acompaña de una mula y un buey. Tampoco pueden faltar los tres Reyes Magos que acuden al portal para ofrecer oro, incienso y mirra.
Si deseamos hacer el pesebre más completo, podemos añadirles pequeñas cascadas, lagos o rios, podemos usar espejitos o papel de plata o celofán celeste. Podemos armar un puente con unos tronquitos de madera. Tampoco debemos olvidar añadirle la estrella de Belén y las luces intermitentes, que pueden ser de colores o blancas, que encenderemos por la noche creando un ambiente muy navideño.
Otra opción que puedes intentar es realizar un pesebre con plastilina, arcilla o papel. ¡Feliz Navidad!