En este artículo me he basado en la remodelación completa de un dormitorio para extraer una serie de claves que os pueden ayudar a darle un aire nuevo al vuestro. La habitación original no era fea en absoluto, pero le faltaba personalidad: paredes azul cielo, cama blanca típica, muebles blancos anodinos…
La verdad es que el trabajo de renovación ha sido muy intenso, con resultados excelentes. No tenéis por qué remodelar absolutamente todo: con algunos detalles o “toques” decorativos, podéis conseguir un efecto muy acogedor, con un aire vintage y una personalidad indiscutible.
Cabecero-pared de madera
Lo primero que llama la atención en este ambiente es sin duda la gran pared-cabecero de madera en bruto. Es una idea genial para actualizar cualquier dormitorio. Para que no os salga muy caro, os aconsejo acudir a un almacén de maderas y comprar tablas para encofrar (son las más baratas y su aspecto basto es perfecto). Con aplicarles después un barniz de poro abierto color nogal y atornillarlas a rastreles fijados a la pared, será suficiente para forrar la superficie. Otro detalle muy bonito es la cómoda pintada en verde grisáceo decapado, con toques de oro viejo en tiradores y esquinas.
Una rama para las cortinas
Los espejos son protagonistas de algunos rincones de este espacio. Pueden ser dorados o de madera; reciclados, heredados, o simplemente encontrados en algún rastrillo. Pero es importante que tengan un toque envejecido para que no contrasten con el resto del ambiente. Más detalles: me encanta la lámpara de la mesilla de noche, pintada de negro y colocada sobre tres libros. La mesilla, por cierto, hace juego con la cómoda en su acabado verde-gris envejecido. Para colgar las cortinas se ha colocado una rama seca, natural cien por cien, y los visillos están hechos con una sutil malla granate. ¡Un éxito rotundo!