Elegir las ventanas es una decisión muy importante para un hogar. No sólo hay que pensar en el apartado estético, sino también en el apartado funcional de las mismas. Hay que saber atender a las necesidades y decantarse por un tipo de ventana que pueda cumplir con todos los requisitos mínimos deseados. En el mercado existen muchos tipos, aunque evidentemente algunos puede que se escapen del presupuesto.
Probablemente las más demandadas sean las de aluminio, pues tienen propiedades antioxidantes y resisten muy bien el paso de los años. Son ligeras, prácticas y generan un ambiente de relax y tranquilidad. Su precio está al alcance de prácticamente todos los bolsillos.
Otra opción bastante recurrida es la de las ventanas de madera. Estas siguen siendo las de mayor aceptación porque son las que más elegancia aportan al hogar. Son ideales para ambientes rústicos, aunque no encajan para nada con estilos más vanguardistas como el minimalismo. Lo peor de todo es que requieren mucho mantenimiento porque tienen muy poca tolerancia a las inclemencias climatológicas. Esto hace que en muchos hogares se hayan visto relegadas a lugares interiores.
Especial mención hay que hacer a las ventanas de acero, un material fuerte y seguro que probablemente no sea el que más elogios se lleve en lo que a estética se refiere. Las hay de dos tipos, de acero inoxidable y de acero esmaltado. Las primeras son pesadas y poco resistentes a la humeda, por lo que no suelen ser muy habituales en viviendas. Las segundas son sencillas y económicas y bastante más dadas a un uso residencial.
Por último, hay que mencionar las ventanas de PVC, un material que está en auge desde hace ya unos años. Se emplea sobre todo en zonas exteriores porque evita las condensaciones. Soporta muy bien las inclemencias climatológicas, es cómodo, ligero y económico.