¿Pensando en el verano? ¿En el calor? ¿Con ganas de zambullirte en el agua? Seguro que sí… Por eso hoy nos acercamos un poquito más hacia esas sensaciones tan agradables de la época estival y vamos a conocer qué tipos de piscinas existen y cuáles puedes poner en tu casa para poderte refrescar y disfrutar de momentos divertidos sin pasar tanto calor. Todo dependerá del espacio del que dispongas y del presupuesto, aunque vamos a ver en qué más deberás fijarte.
Piscinas de superficie
Las piscinas de superficie pueden ser desmontables o fijas y no precisan de ninguna obra para poder ser instaladas. Se deberá nivelar el terreno y poco más, puedes ponerlas sobre el suelo directamente o colocar bajo la piscina una base de hormigón o de cemento. Su principal ventaja es que hay de muchos tamaños y caben en casi cualquier espacio, no hace falta tener un jardín enorme; son económicas y muy prácticas.
Piscinas de superficie desmontables y fijas
Las desmontables pueden ser galvanizadas, de imitación a piedra o madera, etc. Son perfectas para disfrutar del agua y refrescarte aunque tu terraza no sea demasiado amplia, y para jugar con tus peques durante todo el verano. Las de superficie fijas, por su parte, suelen ser de madera y cuando se han puesto cuesta más cambiarlas de sitio. Ambas modalidades presentan diferentes formas: cuadradas, redondas, rectangulares…
Piscinas hinchables
Son las más fáciles de poner y quitar y son las más baratas. No son quizá las estéticamente más chulas, pero te salvan del calor en cualquier momento del verano. Perfectas para niños y mayores y para lugares incluso no demasiado grandes, puesto que hay muchas medidas, se instalan rápidamente y si llevan bomba de aire se hinchan en un momento.
Piscinas bajo tierra
Las piscinas enterradas son más complicadas de instalar pero presentan otras ventajas que no tienen las de superficie. Si quieres poner de este tipo sí que tendrás que escoger bien en qué lugar ubicarla, pues ahí quedará para siempre jamás… Como poco puedes necesitar un espacio de 8×3 metros y recuerda que deberá entrar maquinaria para trabajar por lo que también habrá que contar con ese sitio para ello. Son más caras que las de superficie, pero si lo que estás deseando es tener a tu disposición una piscina durante toda la vida en tu propia casa son las más adecuadas.
Tipos de piscinas enterradas
Dentro de la tipología de piscinas bajo tierra existen, a su vez, otras modalidades. Por ejemplo: las piscinas de poliéster, con un vaso de superficie lisa; de obra o de hormigón, muy resistentes e impermeables, con superficie de gresite, que precisan de un mayor trabajo para su colocación pero podrás hacerla totalmente a tu gusto; o de paneles, con una resistencia similar al hormigón y hechas de materiales que no se deforman.
Qué es el gresite
El gresite sirve para revestir el suelo y las paredes de las piscinas. Es el mosaico típico que siempre vemos en verano, con pequeñas piezas cuadradas… Puedes ponerlo de un mismo color, de varios, hacer dibujos, cenefas… La personalización es máxima.
Las piscinas de hormigón
Las piscinas de hormigón han de ser construidas por profesionales ya que requieren un trabajo bastante extenso y que, si no se hace bien desde el principio, puede traer complicaciones a posteriori. Primero se debe diseñar cómo será la piscina, excavar el terreno, instalar el acero, la fontanería, aplicar el hormigón, las baldosas y los acabados. Como decimos, supone la máxima personalización en cuanto a formas y estética final con la gran variedad de acabados que permite.
Piscinas de acero
Las piscinas de acero inoxidable son económicas y duran bastante, aguantando los cambios de temperatura del exterior de la vivienda; se instalan fácilmente porque sus paneles están prefabricados y se pueden adaptar a cualquier terreno.
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