Como su nombre lo indica, son pisos que flotan, por lo que no se adhieren al suelo base. Esto permite su contracción y dilatación. Se instalan sobre una manta de polietileno de unos 2mm de espesor y las tablas se encolan las tablas entre sí. Se pueden instalar sobre superficies tales como pisos vinílicos, madera, baldosas o cemento.
El piso flotante está compuesto por una capa decorativa que puede ser de madera natural o melanina. Mientras que la base está compuesta por fibras de madera prensada a alta presión y una capa inferior impregnada con resinas que previene la penetración de humedad. Para preparar la superficie, primero la tenemos que limpiar, si hay irregularidades las tendrás que solucionar.
Para la colocación se cubre en primer lugar todo el suelo con las bases aislantes, uniéndolo con cinta adhesiva. Se coloca el primer panel con la ranura hacia la pared. Lo mejor es empezar por una esquina y colocar los paneles de izquierda a derecha. Recuerda que la separación con la pared debe ser de 15mm. Es importante ir con cuidado con la colocación de las primeras hileras para que el resto quede bien.
A continuación deberás aplicar pegamento en la cara superior de las tablas y en la parte inferior de la ranura. Para conseguir una buena base para los tramos siguientes, es recomendable comprimir las hileras con correas tensoras para que no queden espacios entremedios. Luego con una espátula de plástico par ano rallar el suelo, se elimina la cola sobrante. Finalmente, se limpian los restos con un paño húmedo. Al terminar, después de colocar la última lámina, hay que asegurarse de que todas las tiras y las juntas encajen perfectamente.