A muchos nos preocupa tener un hogar ecológico, pero lo cierto es que no siempre es fácil poder decir que se vive en una casa ecológica. Para ello deben cumplirse una serie de requisitos con los que se respeta el entorno natural, empezando por lo que tiene que ver con la construcción y acabando por la forma de consumir recursos necesarios para garantizar el confort de las personas que viven en ella.
A continuación voy a hablarte de una serie de aspectos que nos permiten hablar de una casa ecológica, así que toma nota y haz todo lo posible para que la tuya lo sea si es algo que de verdad te preocupa.
Orientación
Para tener una casa ecológica hay que darle mucha importancia a la orientación, puesto que hay que aprovechar al máximo las horas de sol tanto en invierno como en verano. Una orientación óptima se traduce en una mayor eficiencia energética, con el correspondiente ahorro que supone.
La orientación sur suele ser la más favorable de todas porque el sol incide durante casi todo el día, mientras que la norte es la más fría, la que necesita de un aislamiento más eficaz. En un punto intermedio están la orientación este (mucha luz natural por la mañana) y la oeste (mucha luz natural por la tarde).
Arquitectura
Lo que hay que buscar en una casa ecológica es que la arquitectura sea bioclimática, lo que significa que no se depende tanto de la calefacción y la climatización como en una casa convencional. Hay que aprovechar los recursos naturales al máximo, ya que gracias a ello podemos ahorrar hasta un 50% en el consumo de energía. Para ello es imprescindible que la orientación sea la adecuada, que contemos con protección solar, que las ventanas sellen bien y posibiliten un correcto aislamiento, que haya una buena ventilación… Evidentemente, que una casa pueda contar con una arquitectura más o menos bioclimática dependerá en gran medida de las características terreno donde se construye.
Protección frente al sol
De la misma forma que hay que cerrar las ventanas en invierno para mantener el calor en las habitaciones, lo mismo tenemos que hacer en verano para resguardarnos de los rayos del sol, que son capaces de calentar una habitación en la que tenemos el aire acondicionado activado. De hecho, con una protección solar en condiciones podemos mitigar el efecto del calor en un porcentaje elevadísimo, superior al 80%.
¿Qué tipos de protecciones solares existen? Las hay que van por dentro y las hay que van por fuera de la casa. Las más conocidas son los toldos, las mosquiteras, las ventanas y las cortinas. Hay que tener en cuenta que la mayoría de ellos son regulables y que el material del que están compuestos juega un papel decisivo en la labor de mantener frescas las habitaciones.
Efecto invernadero
El efecto invernadero debería entrar en juego en los meses más fríos del año, ya que gracias a ello podemos reducir en hasta un 50% la necesidad de activar la calefacción. Eso sí, para que esta especie de calefacción solar funcione hay que llevar a cabo una serie de medidas fundamentales, como que haya un correcto aislamiento, una protección solar adecuada, una buena orientación o unas ventanas que se encarguen de minimizar la transmisión de calor.
Sellado
El sellado, como su propio nombre indica, tiene como objetivo impedir que se produzcan pérdidas de aire en la vivienda. No es de lo más habitual en España, ya que no es un país muy frío, pero en otras zonas de Europa están acostumbrados a recurrir a él para reducir el uso de la calefacción. De hecho, se estima que el 30% de las pérdidas de calor que se producen en una casa tienen que ver con las pérdidas de aire. Evidentemente, esto también sucede cuando hace calor y ponemos en marcha el aire acondicionado.
Aislamiento
Es parecido a lo que acabo de comentar en puntos anteriores. Gracias a un buen aislamiento mantenemos el calor en invierno y el frío en verano, lo que nos permite reducir el uso de los sistemas de calefacción y aire acondicionado. Para conseguir el mejor aislamiento térmico posible es habitual recurrir al SATE, que consiste en emplear distintos materiales para crear una capa que se coloca en la fachada. De la misma forma, hay que decir que también se están utilizando morteros térmicos de cal aérea que se aplican en la fachada. Estos últimos ofrecen dos ventajas respecto a los primeros: nos permiten optar por una mayor variedad de acabados y son más fáciles de aplicar.
Inercia térmica
La inercia térmica es una propiedad que habla de la cantidad de calor que un material es capaz de conservar y la rapidez en la que lo transfiere o lo absorbe. Dicha propiedad se tiene muy en cuenta en el sector de la construcción, ya que no es lo mismo construir una casa con materiales con gran inercia térmica como el granito o el adobe que hacerlo con otros materiales más ligeros con una inercia térmica muy pobre.
La inercia térmica, junto a un buen aislamiento, permite mantener la temperatura en el interior de una vivienda.
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