La madera suele presentarse en varias tonalidades pero se puede pintar para mejorar o cambiar su aspecto. Podemos aplicarle el mismo tono que el original o aprovechar para renovar el exterior con otros colores. Sin embargo, antes de empezar a pintar debemos eliminar la pintura o el barniz antiguos con una rasqueta y trabajando siempre en el sentido de la veta para no dañar la superficie.
Si en la superficie encontramos clavos o puntas es fundamental retirarlos con unas tenazas de forma cuidadosa para no agrietar la zona que rodea al clavo, si con esta operación aparecen astillas, las podemos retirar con una esponja para maderas o lija. También debemos rellenar las cavidades o agujeros que tenga la madera con masilla. Luego ya podemos aplicar el sellado y tintado.