Adoramos las puertas correderas. Son súper actuales, bonitas, discretas y ahorran espacio, sirviendo además para conectar las estancias y formar zonas diáfanas. Las puertas que se embuten en las paredes huecas son, además, muy adecuadas para la decoración: permiten colgar cuadros y estanterías, ya que no ocupan lugar en la pared exterior. En esta vivienda de tres plantas de Vilassar de Mar (Barcelona) se ha hecho una interesante reforma que busca la relación de los espacios entre sí y con el interior, y se han unificado las estancias incluyendo un revestimiento continuo en paredes y suelos. Y todo, gracias a puertas correderas que se insertan en tabiques huecos, y que son casi paredes que «desaparecen» para conectar los espacios.
Las puertas escogidas para la reforma son el modelo EGO de Krona, que se caracterizan por su mínima inclusión de elementos externos. Son casi invisibles y se funden con las paredes, de forma que cuando están cerradas crean un paramento continuo, y abiertas desaparecen dentro de los tabiques huecos.
Las puertas realmente parecen formar parte de la pared, ya que no tienen marco ni jambas, ni tampoco adornos o detalles decorativos. Para aumentar el efecto “camuflaje”, las hojas se han pintado con la misma pintura que la pared y se ha incluido en cada una de ellas un inteligente sistema de cierre invisible, que desbloquea el pestillo por presión de la mano mediante un mecanismo de imán. En la planta baja se ha instalado una enorme puerta que es casi una pared doble, y cuya función es conectar directamente el comedor y la cocina.
La reforma de esta vivienda ha sido realizada por el arquitecto catalán Xabier Bonet, que ha logrado unificar toda la casa sin por ello renunciar a la intimidad de los espacios. Con estas soluciones para cerramientos interiores, en esta reforma se ha conseguido una estética minimalista que prescinde de cualquier elemento accesorio. De esta manera, el protagonismo de la decoración es para los espacios de por sí y su cambiante estética, funcional e innovadora.