¿Estáis aburridos de las paredes lisas y anodinas de vuestra casa? Pues eso tiene fácil solución. Podéis darle al interiorismo del salón un giro de 180 grados utilizando un elemento poderosísimo: la pintura. Se trata de uno de los recursos decorativos más importantes que tenemos a nuestro alcance. Nos ayuda a conseguir efectos sorprendentes, a cambiar por completo la fisonomía de cualquier espacio. Y, además, resulta asequible, tanto económicamente como desde el punto de vista práctico, ya que podéis hacerlo vosotros mismos.
Pero esta vez no quiero limitarme a deciros que pintéis las paredes con tal o cual gama de color. Me gustaría proponeros una idea diferente: decorar una de las paredes del salón con un atractivo zigzag al más puro estilo Chevron.
Un resultado muy llamativo
El motivo conocido como Chevron o cabrio es un símbolo heráldico que tiene la forma de un compás con el vértice hacia arriba (como una V invertida). Muchos de estos símbolos unidos forman un zigzag que, en este caso, vamos a plasmar en la decoración de la casa.
Para lograr un éxito total, hay que tener en cuenta ciertas recomendaciones antes de empezar el trabajo. En primer lugar es importante decidir dónde vamos a pintar el zigzag. Conviene buscar una pared que no sea demasiado grande, ya que de lo contrario el efecto podría resultar abrumador.
Una vez dedicido el dónde, habrá que pensar en los colores a emplear. Y en este capítulo, sería absurdo andarse con remilgos. En mi opinión, tendremos que apostar por colores alegres, llamativos, que contrasten entre sí. ¿Qué tal el azul? No falla nunca, y quedará genial si lo combinas con blanco y con verde, por ejemplo. O el rosa, si queremos decorar una habitación infantil. Dejad volar vuestra imaginación.
Manos a la obra
El procedimiento de pintar el zigzag es, más que difícil, laborioso. Tendréis que armaros de paciencia y, mientras trazáis las franjas de color con la brocha, hacer malabarismos con la cinta de enmascarar para que no se os mezclen los colores. Tranquilidad y, sobre todo, no os desaniméis. El resultado merecerá la pena. Además, es genial disfrutar de la satisfacción del trabajo hecho por uno mismo, ¿verdad?