Los libros son un objeto maravilloso, y no en vano hay gente que se dedica a coleccionarlos. Son expertos que buscan primeras ediciones y libros antiguos que tienen mucho valor. Pasar unas horas leyendo un libro es una de las mejores acciones que podemos hacer. Con la llegada de Internet, hay agoreros que vaticinan que el papel y los libros van a desaparecer y sólo leeremos libros digitales. Permítanme dudarlo. El libro no es sólo para leer, es un objeto bonito, entrañable, decorativo.
Una casa sin libros es parecido a una casa sin cuadros, le falta algo. Con esto queremos decir que si bien un libro es un objeto práctico también puede servir para decorar una casa, una pared. Una habitación en la que hay una biblioteca, sin duda, tiene mucha presencia y le da al ambiente un aire sofisticado. La manera de colocar los libros también puede ser objeto de creatividad, por ejemplo, creando una librería invisible: los libros se sujetarán en un soporte que no se ve y parecerá que están suspendidos en la pared.
Para hacer una librería invisible necesitará algunos utensilios básicos de bricolaje: un soporte en L, un cortante, un taladro, un destornillador, tornillos, un metro, pegamento… el soporte en L, como su nombre indica, soportará el peso de los libros, pero como no queremos que se vea tenemos que hacer que la parte de abajo «desaparezca». Para ello vamos a elegir un libro que tengamos en casa que no utilicemos y no nos importe estropear un poco, este libro será la base de la estantería. Tenemos que abrir la tapa de este libro y hacer una marca del soporte en L, luego recortaremos suficientes páginas como para ocultar el soporte. Después hay que cerrar el libro y fijarlo con pegamento y tornillos al soporte. Una vez realizado este paso, lo podemos colgar en la pared y colocar más libros encima. Dará una sensación óptica muy original.