Es una de las obras arquitectónicas más aclamada de todos los tiempos, no sólo por su diseño sino por integrarse en el entorno de una novedosa forma. La Fallingwater, o Casa de la Cascada, una casa-museo situada en el condado de La Fayette, Pensilvania y fue la residencia de los Kaufmann diseñada por el arquitecto estadounidense Frank Lloyd Wright entre 1936 y 1939 sobre la cascada del río Bear Run.
Así, completamente mimetizada con su entorno, esta casa única, se ha convertido en una de las más admiradas por profesionales del mundo de la arquitectura y amantes del diseño. Para aquellos que no la conozcáis, os sorprenderá.
Una casa sobre el río
Los Kaufmann, propietarios de unos grandes almacenes en Pittsburgh, idearon esta casa como una segunda residencia donde pasar el verano y los fines de semana. Hasta 1963 la familia disfrutó de este espacio único y, tras la muerte de los padres, el pequeño de los Kaufmann donó la residencia, junto con 600 hectáreas, a la Western Pennsylvania Conservancy.
Un año más tarde la fundación abrió las puertas al público de esta insólita casa convirtiéndose en uno de los sitios más visitados, con más de cuatro millones y medio de visitas, y en un lugar catalogado de histórico.
Arquitectura orgnánica
Hoy, que la ecología y la conservación del entorno están tan a la orden del día, puede que no resulte tan sorprendente este tipo de arquitectura pero, en la época, Wright fue todo un visionario. La arquitectura orgánica consiste en integrar en una casa todos los factores naturales que la rodean.
Así, los cimientos de la Fallingwater se convierten en las rocas del lugar y la misma se construye en voladizo para no alterar el curso natural del agua. Las ventanas que se extienden de forma vertical dejan a la vista los forjados, el núcleo de la casa. Una obra de diseño y arquitectura que perdurará en el tiempo.