Las ventanas de madera vuelven a imponerse frente a las de aluminio. La conciencia ecológica de los habitantes de pueblos y montañas las ha destacado, a pesar de que las ventanas de PVC o aluminio son más baratas y su mantenimiento es más simple.
Las exigencias de confort, aislamiento y ahorro de energía han favorecido la industrialización de la carpintería, mejorando la competitividad de sus productos de madera, y las ventanas son un ejemplo de ello. La historia cuenta que hasta la crisis energética de los años 70, la fabricación de ventanas de madera era prácticamente artesanal, sin embargo ahora se pueden realizar diseños a medida y con muy buenos acabados.
Las ventanas de madera que actualmente podemos encontrar en el mercado están preparadas para resistir a fuertes vientos, tempestades, nieve, reacción al fuego, estanquidad al agua, impacto, mecanismos de seguridad, aislamiento térmico, sistemas de apertura y cierres.
Lo que recomiendan los expertos es emplear modelos mixtos que alternan madera en interior con aluminio en exterior, lo que facilita el mantenimiento y asegura una durabilidad mayor.