Pluma
Tiene hojas bastante gruesas y largas, dispuestas en roseta, y de un color verde azulado mezclado con tonos más oscuros.
Necesita una tierra ligera y estar situada en lugares muy luminosos, pero no a pleno solo, aireados. cálidos y húmedos. Hay que regarla cada 8 o 10 días. Para que la tierra se conserve húmeda, un buen truco es envolver la maceta en papel de aluminio o introducirla en otro recipiente mayor lleno de arena.
Espina de Cristo
Es un arbusto espinoso que alcanza diferentes alturas según su situación. Puede llegar a medir un metro y medio. Las hojas, verde brillante, tienen en su base una espina, que queda cuando éstas van cayendo, dejando el tallo repleto de ellas. Las flores son pequeñas, de color rojo y no demasiado bonitas, aunque muy perfumadas.
Requiere un suelo bien drenado con una mezcla de arena y buena tierra de jardín.
Riegos espaciados, algo más frecuentes en verano. Resiste bien la sequía. Es una planta muy resistente que no requiere demasiados cuidados.
Palmera Enana
Pueden llegar a alcanzar entre 1 y 2 metros de altura. Poseen unas hojas pequeñas y esbeltas que van alternándose sobre un tallo que recuerda al del bambú. Dan pequeñas flores amarillas en el extremo de largos filamentos.
Aceptan cualquier lugar donde no estén a pleno sol. En verano, se pueden sacar a la terraza colocándolas en un lugar resguardado.
Hay que regarla cada 7 o 10 días en invierno y con algo más de frecuencia en verano.
Necesitan para desarrollarse macetas estrechas y altas, con un buen drenaje, ya que el agua encharcada pudriría las raíces.
Tulipán
Se trata de una bulbosa herbácea, con hojas lanceoladas de color verde brillante, cuyo único tallo porta la flor en forma de copa o campana, de variadísimos colores lisos o jaspeados.
Necesitan una tierra de jardín arenosa o turba y arena a partes iguales. Durante el periodo en el que están echando raíces, en la oscuridad, requieren una temperatura templada. Cuando empiezan a salir los brotes, se pasa la maceta a una habitación caliente y cuando florece conviene situarla en un lugar luminoso, pero más fresco para que la flor dure.
Mientras echan raíces, mantener la tierra humeda pero no encharcada. Regar después regularmente, hasta que se sequen las hojas y se retire de nuevo el bulbo para el año siguiente.
Limpiar los bulbos antes de guardarlos en un lugar aireado y seco.