Elegir el tipo de iluminación para cada estancia es muy importante, pero elegir el tipo de bombilla o foco también lo es. Hay que tener muy en cuenta las características del ambiente y el consumo eléctrico de las mismas. Los tipos de bombillas que hay ahora mismo en el mercado son las siguientes:
Halógenas
Las halógenas alumbran más que las incandescentes, o por lo menos la luz es más blanca y potente. Consumen más o menos como éstas pero duran 2 o 3 veces más. La luz es constante pero se puede regular la intensidad fácilmente. Sirven especialmente para crear ambientes cálidos y con luz ténue. Lo peor de todo es que se calientan mucho y hay que tener cuidado a la hora de manejarlas.
Incandescentes
Estas son las más comunes y antiguas, las que podemos encontrar en la mayoría de los hogares. Son muy baratas, pero duran menos y consumen más. Sólo convierten en luz visible el 15% de la energía que consumen, lo que ha hecho que en los últimos años estén siendo substituidas por las halógenas y las de bajo consumo.
De bajo consumo
Son las bombillas que menos consumen y las que más duran (hasta 8 veces más que las incandescentes). Son ideales si lo que buscamos es una iluminación prolongada para, por ejemplo, oficinas, escuelas y edificios públicos.
Fluorescentes
Son económicos y tienen una calidad de luz bastante buena. Duran 10 veces más y consumen un 80% menos que las incandescentes. Son muy utilizados en espacios donde la luz se mantendrá encendida durante varias horas. Solemos verlos en muchas cocinas.
Dicroicas
Su brillantez lumínica no se va echando a perder como en el caso de las incandescentes o las de bajo consumo. Son las mejores para la iluminación decorativa.