Elegir el cabecero de la cama parece una elección superflua y casi todos nos vamos a los clásicos cabeceros rectangulares de piel en color blanco, los de forja o de madera. Pero la verdad es que existen muchos tipos de cabeceros y si le echamos imaginación puede resultar un elemento con mucho peso dentro del dormitorio. Sin ir más lejos, en el programa Bricomanía, Kristian Pielhoof cogió tres tableros de densidad media (DM) los pintó de colores y los unió con tubos de aluminio quedando un cabecero de los más moderno y resultón. Y además, sencillo para aquellos a quienes el bricolaje no se les da demasiado bien.
Muchas veces el propio cabecero de la cama tiene tanta personalidad que marca el estilo que tiene la habitación. Por ejemplo, si ponemos un cabecero de forja, lo normal es combinar con un estilo clásico, romántico, aunque tampoco hay que olvidar que los contrastes en decoración son bien recibidos y mezclar estilos puede dar un resultado espectacular. Una alternativa al cabecero de forja es un cabecero-silueta con un estilo clásico pero hecho con material moderno como el plástico.
Si lo que quieres es darle un aire nuevo al cabecero que ya tienes, puedes forrado con una tela que te guste que esté en sintonía con el resto de la habitación. De esta manera cambiarás el estilo del cuarto sin gastarte mucho dinero. Otra idea que está muy de moda en decoración es usar una fotografía como cabecero. Ultimamente las imágenes están siendo uno de los recursos básicos para decorar y usar una gran fotografía como cabecero puede dar un toque muy personal al espacio. También puedes poner una foto tuya en tu lado de la cama y otra de tu pareja (si tienes) en su lado de la cama. Dale al coco y piensa más elementos que puedan hacer la función de cabecero… Puedes poner un vinilo adhesivo, crear un cabecero juntando pequeños espejos, enmarcar flores en cuadros de madera… Las posibilidades son casi infinitas.