¿Quién no ha soñado con tener una chimenea en el salón? ¡Diría que todo el mundo! Transmite una calidez que se agradece en los meses de otoño e invierno, a la vez que se convierte en un elemento decorativo más al que se le puede sacar mucho partido. De hecho, en Navidad podemos fantasear con la idea de que Papá Noel se deslizará por la misma hasta llegar a casa para dejar los regalos.
Una chimenea crea hogar por sí sola. Hace que más de uno se eche para atrás a la hora de salir en pleno fin de semana. La opción de peli y manta gana enteros cuando existe la posibilidad de tumbarse en el sofá a pocos metros de una chimenea que desprende algo más que calor.
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