Si encontrar la vivienda que más se adapte a nuestras necesidades y preferencias es ya de por sí un duro reto a superar, adaptar el nuevo hogar a nuestros gustos no es menos complicado.
En una época en la que las grandes tiendas de muebles y electrodomésticos no venden ya tanto el producto como su función estética, decidirse entre unos y otros no es tarea fácil. Mucho se ha escrito acerca de decoración, de las distintas filosofías que imperan al respecto y de los beneficios que cada una de ellas nos reportarán. En este sentido, los estilos Zen y Feng Shui ocupan espacio primordial dentro de esa «literatura doméstica». Pero no nos confundamos: a pesar de tratarse de dos doctrinas decorativas orientales, existen muchas diferencias entre la una y la otra. Aún presentando similitudes tanto para su empleo en exteriores como en interiores, sus respectivos planteamientos distan enormemente.
Las principales diferencias
Basta echar un vistazo a sus objetivos para comprobar que el Zen y el Feng Shui tienen poco que ver. El primero persigue componer un espacio de paz y tranquilidad, entendiendo que el hogar debe reportarnos un ambiente sosegado que transmita calma. Mientras, el Feng Shui emplea y dispone los objetos con la intención de mejorar la energía de cada una de las estancias de la casa. Expulsar las malas energías y sustituirlas por un espíritu alegre es su principal finalidad. Lo ideal será combinar ambos estilos, asignando a cada ambiente el que más le corresponda. De esta manera, suele recomendarse utilizar el Feng Shui para cocinas, estudios o salas de estar, lugares en los que coincide un gran número de personas y se llevan a cabo más actividades, exigiendo una mayor carga de energía positiva. Por su parte, el estilo Zen le va bien a las habitaciones y baños, al ser escenarios que requieren calma y armonía.
Cómo implantarlos
Una vez claros los distintos objetivos de uno y otro estilo, ha llegado la hora de decorar. Sin embargo, surge una nueva duda: ¿qué elementos escoger? ¿Qué muebles y accesorios emplea el estilo Zen y cuáles el Feng Shui?
Veremos que en esto también son distintos. Así, en el blog de Haya Real Estate nos recuerdan que, en el caso del estilo Zen, «lo ideal es tener claro que el estilo de todos los elementos de una casa debe perseguir el orden y la máxima simpleza para encontrar la paz y la armonía que ansiamos». No hay sitio para aquel sillón pomposo e inútil que nuca usamos; tampoco para esa mesa grande y alta que invade casi todo el salón. Asimismo, como afirma el blog de la Inmobiliaria Haya, los materiales preferidos del Zen son «la piedra, la madera, el bambú, el mimbre y el papel, puesto que son capaces de evocar nuestra conexión con la naturaleza«. En cuanto a los colores, lo mejor es optar por los tonos blancos, crema, ocres y beiges. Y en lo que respecta a la iluminación, el artículo añade que «es mejor que sea directa, pero no de mucha intensidad, siendo recomendable tener varios puntos de luz pequeños antes que uno de grandes dimensiones».
Es el turno ahora de la decoración Feng Shui, que escapa de la tendencia minimalista del Zen para incluir una mayor cantidad de mobiliario; respetando, eso sí, el orden y el equilibrio. Por esto es fundamental, al igual que sucedía en el Zen, limpiar los ambientes de elementos inútiles. Si entras a una típica habitación de estilo Feng Shui te toparás con plantas, velas, cuadros y un sinfín de elementos que, a pesar de ello, cumplen una determinada función y dejan fluir la energía de manera ondulada. Por otro lado, el Feng Shui presta especial atención a la disposición de los espejos (nunca en frente de las camas), de las mesas de la cocina (que no deben dar la espalda a la puerta) y de las camas (en diagonal en relación a la puerta de entrada). Hasta nos prohíbe dejar levantada la tapa del váter y nos sugiere emplear el limón y el incienso como aromas, así como colocar una imagen protectora de cara a la puerta principal. Todo sea por salvaguardar el equilibrio y la energía positiva de nuestro nuevo hogar.