A la hora de dejar a punto un dormitorio, hay que tener en cuenta un elemento que es casi imprescindible. Me refiero a la cabecera de la cama, parte indispensable para colocar las almohadas. Dependiendo de las dimensiones de tu cuarto, de la altura del techo y del estilo de decoración, te recomiendo que atiendas a los siguientes pasos para que tu decisión sea la más acertada:
Tamaño del dormitorio: Lo más importante de todo es medir el tamaño del dormitorio, todo ello para saber si hay mucho espacio para la cama y la cabecera. La elección de la cabecera tiene que ir acorde con el tamaño de la cama. Cuanto más grande sea el dormitorio, más grande será tanto la cama como la cabecera. Así de sencillo. Sin embargo, si el cuarto es pequeño y tratamos de que el resto sea a lo grande, el efecto visual será poco atractivo.
Estilo de decoración del dormitorio: Si tu dormitorio está decorado de forma romántica, lo mejor es que coloques una pequeña cabecera que tenga líneas agradables y que sea muy suave y confortable. Si se trata de un estilo más refinado, te recomiendo optar por una cabecera de pelo insertado o por los tapizados. Si por el contrario tienes una habitación muy masculina, lo ideal es que la cabecera sea de color negro y muy sobria.
Altura del techo: Aunque parezca una tontería, la altura del techo influye mucho a la hora de tomar la decisión. Si el techo es bajo, lo mejor es comprar una cabecera que sea discreta, todo ello para que el dormitorio parezca más grande. Si es alto, lo que recomiendo es comprar una cabecera grande y vistosa para llenar el hueco que hay desde la cama hasta el techo.
Ser creativo: En el mercado existen muchos tipos de cabeceras, con diseños distintos, con acabados estrafalarios y fabricadas con todo tipo de materiales. Busca las más cómodas y decorativas, atrévete a romper con lo convencional. Eso es algo que tienes que buscar sobre todo con los dormitorios infantiles. Seguro que tus hijos no se conforman con cualquier cosa, así que tendrás que sorprenderlos.