Decorar con sillas desparejadas: una tendencia divertida y eco-friendly

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El eclecticismo no está hecho para todos los paladares. Los hay que no están dispuestos a decorar un comedor o una cocina utilizando sillas desparejadas, una tendencia que llegó años atrás para quedarse.

No se puede negar que fue una de esas ideas que no dejan indiferente a nadie: o te encanta o te horroriza, no existe un punto intermedio. De hecho, los más chacoteros del lugar se atreven a decir que se puso de moda cuando ciertos bares y restaurantes juntaron sillas de distintas madres con el fin de ahorrar costes. Y tal vez fue así, pero nadie se dio cuenta de ello hasta que pasó en un establecimiento con la etiqueta de alternativo. El bar Manolo, con todos mis respetos, no iba a crear tendencia.

Abre tu mente

Los amantes de la perfección no se plantean esta posibilidad. «¿Decorar con sillas desparejadas? ¡Qué locura!» Tampoco se atreven los más convencionales por miedo a escuchar las críticas de quienes se llevan las manos a la cabeza cuando ven semejante recital de heterogeneidad.

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Hay que contar con un mínimo de atrevimiento. Hay que abrir la mente y estar dispuesto a buscar el equilibro y la armonía donde da la sensación de que reina la anarquía. Encontrarlo es difícil, pero créeme, se puede dar en el centro de la diana.

Calidez y frescura

Una creencia errónea es la que descarta la mezcla para preservar la calidez del ambiente. ¿Acaso las sillas desparejadas no pueden aportar esa calidez? Creo que basta con ver las fotografías que ilustran este artículo para darse cuenta de que eso no es así.

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La combinación es válida para todas las épocas del año, desde las más frías hasta las más calurosas, ya que el popurrí puede aportar frescura cuando la diferencia la marcan los colores, más que los materiales o las formas.

Una buena excusa para reciclar

Una de las razones por las que se ha puesto de moda esta tendencia es su carácter eco-friendly. Colocar sillas distintas alrededor de una mesa puede lograrse reciclando, aunque también es verdad que cada vez hay más personas que eligen de forma concienzuda las cuatro o seis sillas que formarán parte de ese espacio. En ese caso no hay reciclaje que valga.

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Festival de materiales

En cuanto a los materiales empleados, no hay que tener miedo a la hora de combinar madera con metal, metacrilato, plástico y otros elementos. Eso sí, ten en cuenta que te la jugarás menos si optas por el mismo material para todas las sillas, así que tal vez sea la mejor opción si no acabas de ver muy claro eso de dar el salto al mundo desparejado.

En mi opinión, y esto ya es muy personal, la composición debe contar con un trasfondo que explique el porqué de cada elección. No vale cualquier cosa. No hay que confundirse. Dejar volar la imaginación sin límites es positivo siempre y cuando el resultado final tenga sentido.

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Cuidado al mezclar estilos

En ese sentido tengo que decir que no me parece lo más apropiado mezclar sillas de distintos estilos decorativos, o como mínimo hay que hacerlo con delicadeza. Una silla de estilo nórdico puede llegar a casar con una de estilo industrial, sí. Ahora bien, mezclarla con una de estilo clásico con estampados de leopardo creo que es un despropósito en toda regla.

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