Después de la primavera llega el verano. Se espera que sea uno de los más cálidos y secos de la década, por lo que debemos prepararnos para sobrellevar el calor en nuestro hogar. Aires acondicionados, duchas frías y comidas ligeras no son las únicas armas para combatir las altas temperaturas, también es importante la decoración de los ambientes. Los diferentes estilos decorativos pueden ayudarnos más de lo que nos pensamos a hacer de nuestra casa un lugar mucho más refrescante.
Proporcionar esa sensación de frescura es sencillo gracias a la gran capacidad de estimular y transmitir sensaciones con los diferentes colores. Las tonalidades frías como los azules, blancos, verdes, lavandas, violetas, grises y hasta ciertos tonos de amarillos, se caracterizan por expresar delicadeza, frescura y amplitud. Te recomendamos pintar todas o alguna de las paredes para tener un cambio en el tamaño, la luz y la sensación térmica.
Recuerda que la pintura, además de transmitir nuevas sensaciones, dará una imagen más limpia y luminosa de la estancia, algo que siempre se agradece. Pero no sólo la pintura es ideal para conseguir esa sensación refrescante que tanto buscamos: los colores de los textiles, muebles y demás complementos también son importantes.
Los colores vivos, alegres, fríos, siempre como base de blanco, son los más aconsejables para bajar la temperatura del ambiente. Además, los estilos marineros, florales, frutales o geométricos continúan reinventándose año tras año, convirtiéndose en una apuesta segura para el verano.