Una tendencia que he ido descubriendo en los últimos días en las tiendas de decoración es la que se inspira en las cabañas rústicas, perdidas en bosques o montañas, y donde la naturalidad del espacio se adentra en las casas. Así, la madera sin tratar, las pieles sintéticas y los colores cálidos lo inundan todo para transportar la esencia de la naturaleza a nuestro hogar.
Lo bueno de la decoración rústica es que puede adaptarse a decoraciones minimalistas, pues se puede jugar con las texturas y los colores. Convierte tu casa en un refugio sin que pierda su espíritu moderno. Mezcla y acertarás.
De la montaña a la ciudad
Piensa en las estaciones de esquí y en la decoración que presentan, o en una cabaña retirada, cerca de un lago. La madera es la absoluta protagonista de estos espacios donde el entorno impregna completamente la decoración.
Estos espacios están pensados para mantener al máximo el calor que se genera entre sus paredes y, por eso, tanto los textiles como los materiales son básicos para conseguirlo. Es muy importante que los materiales que se introduzcan sean nobles y no estén tratados pues, las imperfecciones son las que otorgan carácter.
Mezcla piezas de madera que sean tanto oscuras como claras, y combínalas con textiles de pelo y telas estampadas que den un aire de vida a las habitaciones, pero que no sean recargados. Colores neutros con flores estampadas, muy pequeñas, o un tono verde pastel, funcionarán a la perfección.
La piedra también es un elemento recurrente y puede encajar tanto en techos abovedados como en chimeneas. Ésta última no puede faltar, así que si no puedes poner una verdadera, opta por una eléctrica de líneas rústicas. Darán un toque especial a tu salón.