La decoración de estilo nórdico está protagonizada principalmente por el blanco. Pero, ¿quién dice que no puedes añadirle una nota de alegría? En el post de hoy te voy a demostrar que la decoración nórdica con mucho color es posible, de hecho, es preciosa, porque con pequeños detalles podrás crear grandes contrastes que llenarán tu estancia de vida. Vamos a ver de qué manera.
Características del estilo nórdico
Antes de conocer cómo incluir el color en la decoración nórdica vamos a repasar cuáles son sus principales características. Se trata de estancias muy luminosas, con muebles minimalistas, líneas muy rectas, espacios abiertos y con claro predominio del blanco, en las paredes sobre todo, grises o tonalidades pastel. La naturaleza está siempre presente en el también llamado estilo escandinavo; sin duda no faltará la madera, tanto en muebles como en accesorios, tampoco plantas para dar vitalidad y hacer más acogedoras estas habitaciones.
Introducir el color en la decoración nórdica
Entonces, quizá te preguntes dónde y cómo introducir el color en la decoración de estilo nórdico. Principalmente en accesorios y textiles. Las paredes puedes dejarlas blancas, los muebles también, o en tonalidades pasteles, y arriesgar en los complementos. O con lo que tú quieras. La base está formada por tonos muy neutros y fácilmente combinables, así que no te resultará nada complicado contrastar con tonos vivos.
Minimalismo
La decoración escandinava se caracteriza, también, por ser muy minimalista, tanto en las formas como en las cantidades. Es decir. Muebles muy sencillos, con líneas rectas, y estancias poco recargadas. Aquí entra en juego tu buen gusto: con poco puedes hacer mucho, trata de diseñar ese espacio nórdico, ecléctico, en el que introducirás pequeños detalles de color en, por ejemplo, un cuadro, los cojines, una alfombra, las sillas…
El color en los textiles
El estilo nórdico proviene en su origen de países eminentemente fríos, como su propio nombre indica. Esto hace que los textiles cobren vital importancia en esta decoración. Mantas, alfombras, cortinas… Son piezas esenciales a las que has de prestar atención. Introduce piel o lanas gordas de colores muy llamativos, llenarás de estilo y elegancia tu habitación, y también de alegría.
Por estancias
Ahora vamos a ver cómo puedes introducir el color en tu decoración nórdica visitando las principales estancias de tu casa. ¿Me acompañas? Comenzaremos por el salón. Aquí las opciones son varias. Puedes dejar las paredes, el techo y los muebles principales en blanco e introducir rojos, amarillos, naranjas, verdes, morados (el que más os guste, o varios bien combinados) en cojines, marcos de cuadros o portafotos, alfombras, en algún jarrón metálico, una casita o una estrella de madera que cuelgue en la pared, o incluso en muebles más grandes como sillas o lámparas. Si te apetece arriesgar más, puedes pintar una de las paredes de un color llamativo para que contraste con el blanco del resto o si lo que quieres es dar sólo un toque pero que destaque mucho y realce aquello que tiene el color, hazlo en un mueble grande, un sofá, por ejemplo.
La cocina es otro lugar al que puedes llevar el color. Una bonita tetera a juego con unas tazas, una vajilla plagada de colores intensos y divertidos, unas sillas en tonos mostaza…
Como puedes comprobar, vestir de color el estilo nórdico es posible. No olvides nunca los básicos como son las texturas de madera, el blanco como la antítesis de esas tonalidades fuertes y el minimalismo y las líneas rectas en los muebles. Y para todo lo demás… deja volar tu imaginación, crea composiciones elegantes y muy vivas y disfruta de tu casa nórdica llena de luz y color.
Aquí te dejo con algunos ejemplos que te guiarán en el camino.
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