Los detalles más nimios y aparentemente menos llamativos de las estancias son muchas veces los que les aportan ese toque tan especial, que hacen que nos preguntemos “¿cómo lo han logrado?” Los rodapiés son precisamente un buen ejemplo de esos detalles: piezas a ras de suelo que aparentemente no se notan, pero que en realidad son fundamentales para que las habitaciones queden perfectas.
Además de colocar rodapiés para evitar que se vean las juntas entre paredes y suelos (que suelen ser bastante antiestéticas), también podemos decorar esta zona para que nuestro salón o dormitorio tenga un toque muy personal.
Estarcidos y grabados
En la primera foto, sobre una pared gris y encima del rodapié blanco se han pintado unos preciosos estarcidos muy primaverales. Los colores elegidos han sido el blanco y el gris más oscuro, creando una decoración sutil, elegante y original. Pintar un estarcido sobre el rodapié es una forma muy interesante de renovar la decoración sin dejarnos el presupuesto en el intento, y sin trabajar demasiado. Por otra parte, sobre estas líneas podéis ver otra opción más clásica: se ha escogido un rodapié grabado con un motivo vegetal, lacado en blanco y con el diseño enfatizado con una pintura dorada.
Los colores del arco iris
Para los más atrevidos, una opción muy interesante son los rodapiés de colores. En algunos establecimientos se venden de plástico, siendo por ejemplo muy utilizados en guarderías o ludotecas. Pero también se pueden comprar en DM o madera, para luego pintarlos o teñirlos nosotros mismos en todos los colores del arco iris. Púrpura sobre paredes blancas, granate en una pared pintada a rayas verticales negras y blancas, rosa palo para una pared gris, oro viejo en una pared malva… Es cuestión de imaginación y buen gusto.
pues ya me diras tu donde consigues esos rodapies de plastico por que me es imposible encontrarlos y la madera y las curvas de las casas antiguas no se lleva.