Es uno de los colores más atrevidos, difíciles e impactantes del espectro cromático. Pero también es uno de los más atractivos, si se sabe utilizar. Si sois fans de los violetas pero no os atrevéis a incluirlos en la decoración de vuestra casa (por miedo a que parezca un club de góticos o un bar de alterne), echad un vistazo a este post… Y luego me lo contáis.
El violeta tiene una gran ventaja: es un color que combina fenomenal prácticamente con todos los demás. Bien utilizado pega con el verde, el naranja, el blanco, el gris, el fucsia… Y en pequeños toques puede convertir el ambiente más soso en un espacio vanguardista.
Estilo Neobarroco
Los amantes de los espacios barrocos, recargados e inspirados en el lujo clásico haréis bien en adoptar este color como tono de cabecera. Es un must en ambientes neobarrocos, que ahora hacen furor. Por ejemplo, resulta fantástico combinado con espejos dorados llenos de volutas o de inspiración retro; pero siempre en color oro. Si escogéis este estilo, tendréis que usar violetas oscuros y profundos que evoquen ese lujo decadente tan atractivo. Los espejos y las lámparas de araña son los complementos ideales, así como los candelabros.
Ambientes de vanguardia
Dando un giro de 180 grados, os propongo el uso de los violetas también en ambientes vanguardistas y minimalistas. En este caso, el color que debe predominar es el blanco con toques y superficies violetas en contraste. Por ejemplo, podéis decorar un salón blanco con una gran pared violeta, alfombras del mismo color y cojines. Si añadís algún toque de verde ácido (por ejemplo, con unos jarrones de cerámica o un mueble lacado alto brillo) y elementos de cristal y metal cromado, triunfaréis sí o sí. En este tipo de espacios también se pueden incluir muebles de líneas rectas y maderas claras, que aportarán el detalle natural.