El hierro es un material que cada vez se emplea más en decoración, especialmente para la realización de determinados muebles. Sus diseños son perfectos para conseguir ambientes rústicos, tanto en interiores como en exteriores. Por ejemplo, puede haber un cabecero de hierro forjado en el dormitorio o un banquito en el jardín. Cualquiera de ellos quedará estupendamente.
Al igual que cualquier otro material, cuando el hierro está en un ambiente en el que hay cambios de temperatura necesita cuidados especiales, al igual que cuando se expone a polvo o humedades. Esos cambios pueden llegar tanto en el interior de la vivienda como en exteriores, muy especialmente en exteriores.
Con los cuidados adecuados, conseguirás que dure mucho más y que su pintura no se levante, que es lo que suele suceder cuando el hierro no se cuida de forma adecuada. Si aparecen manchas de herrumbre u óxido en los muebles de hierro, lo mejor para quitarlas es utilizar un pequeño cepillo que tenga las cerdas de alambre. Después líjalo y dale una mano de pintura antióxido.
Otro truquito para limpiar muebles de hierro es hacer una mezcla de aceite y nafta y aplicarla con un pincel sobre las zonas en las que se haya acumulado óxido, dejando que actúe durante al menos una hora. Después de ese tiempo, retira la solución con un papel absorbente.
Si los muebles tienen tornillos o cualquier otro elemento que puedas retirar, ponlos en un recipiente con un refresco de cola y deja que actúe durante 24 horas, para después secarlos totalmente antes de volver a colocarlos. La cola hace que los tornillos se ablanden, pierdan la suciedad y tengan una mayor resistencia. Haz esto al menos una vez al año para que no acumulen demasiada suciedad u óxido.