La filosofía slow es una corriente que cala en una sociedad marcada por el elemento contrario de la prisa y la búsqueda de la inmediatez. La filosofía slow es un elogio a la calma como una manera de vivir y sentir. La consciencia, el hábito de estar presente, puede trasladarse a todas las esferas de la vida.
También al ámbito de la decoración. Este elogio a la calma puede estar presente en moda, gastronomía, turismo, ocio o trabajo. ¿Cuáles son las ventajas que ofrece la filosofía slow al enfoque concreto de la decoración de la casa?
1. Un refugio de bienestar
Tu casa se convierte en ese lugar en el mundo al que no trasladas tus preocupaciones de trabajo porque la propia decoración te permite marcar un punto de inflexión en tu agenda a través de la diferenciación de espacios. Tu casa se convierte en una selección de estímulos sensitivos que están alineados con el propósito de la calma y la serenidad. Este cambio de planteamiento abre la puerta a lugares vividos a través de planes que dan protagonismo al hogar.
2. El poder de la luz natural
Una de las características que define a los espacios que tienen esta característica de interiorismo es la iluminación que embellece el lugar a través de la creación de un entorno diáfano marcado por la amplitud. La luz natural nutre la decoración pero, también, el estado de ánimo. Los ritmos propios del día y de la noche también te refuerzan en tu compromiso de sumar la filosofía slow a tu propia vida para centrarte, en cada momento, en el instante en el que te encuentras.
3. Cuidado de las flores
La esencia de la filosofía slow también conecta con la importancia de atender al ritmo natural de la realidad por medio del paso de las estaciones. Mientras que el ser humano parece desconectado en muchos momentos de ese reloj como consecuencia de la tendencia hacia la anticipación, el cuidado de las plantas y de las flores es un ejemplo de ejercicio cotidiano. Esta rutina propicia este entrenamiento práctico de la filosofía slow para la que el protagonista puede desarrollar una nueva mentalidad cuando asume cómo le influye la prisa de manera negativa.
4. Una decoración práctica
El estrés es una sensación que no solo puede estar vinculada con lo profesional. El seguimiento de la casa requiere de un plan de conciliación y de dedicación de tiempo a través de la realización de las tareas. La funcionalidad práctica que acompaña a este tipo de decoración hace que estos trámites sean más sencillos de llevar a cabo. Este es un estilo de decoración que aporta la belleza de las líneas simples, pero también, el valor añadido del pragmatismo en favor del orden.
Un tipo de decoración de este tipo también pone en valor estancias de convivencia común como la cocina y el salón que tienen significado por ser punto de encuentro para fortalecer los vínculos afectivos a través de escenas sencillas de la convivencia que se producen en un contexto concreto. Esta es una tendencia de decoración que pone en el centro a la persona.
Es decir, todas las decisiones han sido tomadas pensando en su bienestar de acuerdo a la escucha de sus necesidades. Los elementos decorativos no son un fin en sí mismo sino medios al servicio del fin: crear una experiencia de calidad en el hogar.
Un ejemplo del valor práctico de este tipo de decoración es la recreación de un recibidor cómodo con almacenaje para dejar allí las llaves, el bolso, el abrigo y el calzado al entrar por la puerta de casa después del trabajo.
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