¿Niños en casa? ¡Qué alegría! Y qué sufrimiento, para que nos vamos a engañar. Los más pequeños de la casa son lo más bonito de la casa, valga la redundancia, así que hay que disfrutar del día a día con ellos todo lo que se pueda y más, que ya sabemos que con las horarios de trabajo que hay no siempre es posible pasar mucho tiempo con ellos.
Ese tiempo disfrútalo sin preocupaciones, sin temer porque los niños se hagan daño. La cocina es una de las estancias que puede dar más disgustos en ese sentido, así que he decidido preparar este artículo repleto de consejos para incrementar la seguridad. ¿Te apetece conocerlos? ¡Vamos allá!
Cuidado con los carritos con ruedas y las estanterías
Dependiendo de la edad tendrás que tener más o menos cuidado con todo lo que forma parte de la cocina. Por ejemplo, un carrito con ruedas puede ser peligroso si el niño decide subirse sin saber que puede caerse por culpa del peso. Lo mismo se puede decir de una estantería o de cualquier armario que utilicemos como despensa, ya que si no los fijamos bien a la pared pueden vencerse y caer sobre los pequeños, lo cual es muy peligroso.
Mantén la basura lejos de su alcance
Cuando tienen un año, e incluso antes, ya son grandes investigadores. Se pasean por casa tocándolo todo y la cocina no es una excepción. ¿Lo malo? Que son capaces de meter la mano dentro del cubo de basura para sacar todo lo que hay dentro. El caos que se origina no es pequeño, y lo peor de todo es que el niño está en contacto con productos tóxicos, restos de alimentos, botellas de vidrio, latas con las que se puede cortar… Hay que dejar claro que con la basura no se toca. Eso o colocarla en un lugar al que no puedan acceder.
Los fogones y la vitrocerámica son un peligro
A veces no nos damos cuenta de lo peligroso que es algo hasta que lo vivimos en primera persona. Cuando tienes niños te preocupas por todo, y una de esa preocupaciones tiene que ver con los fogones o con la vitrocerámica, ya que a los peques les gusta meter la mano por sitios a los que a duras penas llegan, y eso es lo que pasa con los fogones y la vitrocerámica en cuanto crecen lo suficiente como para meter la mano donde no deben. La solución pasa por utilizar los fuegos más lejanos, o bien cambiar a placas de inducción.
El suelo también importa
Un suelo de madera siempre será mejor que un suelo de cerámica por motivos obvios. El primero amortigua un poco el impacto y es mucho más blando que el segundo. Por otra parte, también es bueno decantarse por un tipo de suelo que sea antideslizante, ya que gracias a ello evitarás caídas. Otra opción es colocar una alfombra de las que se adhieren con gomas. En cualquier caso, lo que está claro es que hay que barrer y fregar la cocina cada día para evitar que unas gotas de aceite sean el detonante de un resbalón.
Productos tóxicos bien lejos
Es habitual tener un pequeño armario destinado a productos de limpieza para la cocina, si bien no es lo más recomendable por el olor que desprenden. Si es tu caso, haz todo lo posible por colocarlos muy arriba, en un lugar poco accesible al que no se pueda trepar fácilmente. Si van en un cajón, que sea un cajón con seguro. Y hablando de cajones, no escatimes dinero en comprar unos protectores con los que evitarás que se pillen los dedos al abrirlos y cerrarlos.
Los enchufes, todo un clásico
Cuando uno tiene niños, en lo primero que suele pensar es en los enchufes, ya que tiene un poder de atracción que les invita a colocar los dedos en los agujeros. Mientras se resuelve el misterio de por qué lo hacen a través de un estudio científico, lo mejor que puedes hacer es comprar accesorios como el que venden en IKEA. Se llama PATRULL, vienen 12 unidades y cuesta solo 3 euros.
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