Seguro que más de una vez habéis heredado algún mueble al que le veis un montón de posibilidades pero no sabéis cómo tratarlo. Y seguro que también pensáis que una buena restauración haría de él una pieza única pero las restauraciones profesionales son costosas…
Restaurar un mueble antiguo puede ser complicado, antes de planteárselo hay que estudiar bien la pieza y analizar sus posibilidades reales y, por qué no, también las nuestras pero os aseguro que, si os embarcáis en la restauración de ese mueble que os tiene robado el corazón descubriréis un hobby de lo más satisfactorio.
Técnicas y consejos para restaurar
Lo primero es echarle un vistazo al mueble y ver que la restauración merece la pena. Si está muy destruido quizás no sea la mejor opción. Las materiales básicos que debes tener son lijas de diferentes tamaños y durezas, pinceles, trapos, algún destornillador, estropajos de aluminio y espátulas.
Es muy importante realizar el trabajo en un sitio adecuado. Lo mejor es evitar el un espacio al aire libre pues tanto la madera como la pintura se resecan, pero es imprescindible que el espacio esté bien ventilado. ¡Ah! Y no olvides usar siempre la mascarilla y los guantes de goma.
Limpia el mueble a fondo con un trapo húmedo y jabón neutro y déjalo secar. Una vez esté seco, pasaremos a eliminar la pintura y el barniz con un decapante, una brocha y una espátula. Limpia el mueble con un poco de disolvente y pasa una lija fina.
Ahora es momento de restaurar, si la madera está infectada de carcoma erradícala usando un producto específico. Repara los golpes, dejando un trapo caliente actuar unas horas, tapa fisuras, arregla puertas y cajones, encola piezas nueva… Decide si quieres cambiar el tapizado, pintarlo, barnizarlo y por último pule la pieza y tendrás tu mueble como nuevo.