Ocultar los clavos es posible. Podemos decantarnos por dos opciones muy interesantes para solucionar el problema. La primera consiste en emplear los de punta cónica o cabeza ovalada, en sustitución de los de punta plana. Se tienen que introducir en la madera con un martillo pero dejando una parte fuera. Luego, con un botador de clavos se terminará de hundirla cabeza en el interior de la pieza, para posteriormente tapar el agujero con masilla especial para maderas.
Pero este no es el único método útil. El segundo consiste en, antes de colocarlos, levantar con un formón una astilla en el lugar donde va a ir el clavo. Se clavará con la técnica descrita para la primera solución y se ocultará encolando la astilla, así de fácil.
Para que la colocación de los clavos sea correcta y la unión duradera, tenemos que tener en cuenta una serie de cosas muy importantes. El fragmento más ligero o de medidas más pequeñas se tiene que clavar siempre sobre la pieza más pesada o más grande. Para que la unión sea más fuerte, lo ideal es optar por el clavado en X. Utilizaremos dos clavos y los introduciremos en la madera de lado, de tal forma que estarán dispuestos en forma de aspa. El ensamblaje será mucho más firme y duradero.