Si queremos revestir el suelo ya sea con moqueta, parqué o losas, es primordial que la superficie esté completamente lisa, sólida y limpia. Si no es así, es muy probable que el nuevo revestimiento no se adhiera bien a la superficie o no asiente de forma correcta. En cualquier suelo casi siempre encontramos fisuras, socavones o desniveles como desperfectos más habituales. Sin embargo, tenemos muchas soluciones para remediar el problema: desde pequeñas reparaciones localizadas hasta intervenciones emplear el mortero para una nueva nivelación en toda la superficie.
Nuestra recomendación es que si las imperfecciones pero no superan el 20% de la superficie total, será mejor hacer las reparaciones de cada zona afectada. En los suelos con baldosas, la reparación más frecuente es retirar las baldosas en mal estado y las huecas, para ello deberemos golpear el suelo con un martillo, será necesario romperlas para poderlas cambiar por otras. Si tenemos fisuras y grietas sobre suelos entarimados, la solución es aplicar pasta para madera. No olvides revisar si hay clavos deteriorados y clavar bien los que sobresalgan. Mientras que los suelos de obra que tengan irregularidades o socavones, lo ideal es alisar con cemento de secado rápido, alisando con la paleta todas las grietas del suelo.
Si el suelo estuviera en muy malas condiciones, lo ideal es iniciar una nueva nivelación completa. Para ello se cubre e iguala el suelo con una capa uniforme de mortero. En primer lugar, es importante aplicar una solución adherente (resinas epoxi), para facilitar el agarre, especialmente si la superficie que se debe igualar está formada por cemento degradado o muy poroso. Si el suelo no tiene grandes desniveles, la solución más idónea es la pasta niveladora. En cambio, si el suelo tiene defectos muy prominentes se deberá emplear un mortero de nivelación.