La silla del escritorio seguro que más de una vez os habrá dado dolores de cabeza. Si tenéis la suerte de tener una muy cómoda en casa o en el trabajo, ya podéis daros por satisfechos. Sin embargo, tenéis que hacer un esfuerzo para mantenerla igual de bien que el primer día. Como todas las piezas de mobiliario también requiere un mantenimiento.
Limpiar la silla del escritorio puede ser más complicado de lo que parece. No basta con pasarle un trapo medio húmedo y ya está. Lo primero que hay que hacer es pasar el aspirador tanto por el asiento como por el respaldo. Se trata de eliminar cualquier resto de comida, papel o pelos que haya podido ir almacenando la silla con el paso de los días. Si no os convence lo de pasarle el aspirador, siempre estáis a tiempo de destapizarla para lavar el relleno por un lado y la funda por otro. Luego deberéis tapizarla de nuevo, así que no es lo más cómodo.
Lo siguiente es tratar las manchas que han podido quedar en la tela. Es recomendable utilizar la misma fórmula que utilizamos para la tapicería de los sofás, aunque con un trapo húmedo con algo de jabón puede bastar si se trata de una silla que vamos a estar utilizando cada día.
A continuación hay que dedicarle un poco de tiempo a las ruedas. Primero hay que pasar la aspiradora y luego un trapo húmedo para eliminar todos los restos de polvo. Hay que asegurarse de que no se le haya pagado nada a ninguna rueda, pues de lo contrario costará mover la silla o tal vez rallaréis el suelo. Desmontar las ruedas es una buena opción (la mayoría de las sillas que se fabrican hoy en día lo permiten).
Por último, hay que repasar las juntas de las diferentes partes de la silla del escritorio, ya sea con secador o con aire comprimido como se suele hacer con los teclados de ordenador. Le volvéis a dar un repaso con un trapo húmedo y ya la tendréis lista para trabajar de nuevo.