La pintura al vinagre es una técnica decorativa bastante antigua, pero muy sencilla de aplicar y que permite decorar las superficies creando vistosas texturas acuosas tanto en paredes como en muebles. La pintura al vinagre se consigue tras mezclar: 100 centímetros cúbicos de vinagre, cinco gramos de azúcar y una pequeña cantidad de lavavajillas. Estas medidas pueden ser diferentes pero siempre deben ser proporcionales para obtener la pintura correcta.
A continuación agitamos bien la mezcla, separamos una parte de la combinación y añadimos un pigmento del color que deseamos decorar. Volvemos a remover, intentando que no queden grumos y que el color obtenido quede uniforme, se añade esta segunda mezcla al preparado anterior.
Antes de comenzar a pintar, aplicamos sobre la superficie unas manos de esmalte sintético satinado en tono clarito. Cuando se seque, lo pulimos y alisamos con una lija, frotamos toda la zona con vinagre puro. Finalmente, ya solo nos queda pintar el mueble o pared con la mezcla de vinagre y pintura. Para conseguir un buen resultado, pasamos la brocha en una misma dirección para que se impregne de forma más recta.
Por otro lado, si deseas obtener texturas variadas o con relieves, mientras la pintura está fresca, podemos utilizar pinceles de distinto grosor para crear todo tipo de efectos. Cuando la superficie esté seca, aplicamos dos manos de barniz sintético en formato de aerosol.