Escoger una bombillas es algo básico y parece de lo más sencillo. Sin embargo, a veces las cosas más fáciles de la vida son en realidad las más difíciles. Y comprar una bombilla es una de esas cosas.
En el mercado existen diferentes tipos de bombillas, cada una de ellas con una serie de características y ventajas. Entonces, ¿cuál es la más adecuada para mí? Depende de si la vamos a utilizar en la cocina, en el salón o en el recibidor. Nuestro objetivo de hoy en Decorablog es ayudarte a comprar una bombilla, así que te desvelamos las claves que debes tener en cuenta al escoger una.
Tipos de bombillas
Al escoger una bombilla debemos tener en cuenta el casquillo, los lúmenes (es decir la potencia), el tono de color (que se mide en grados Kelvin) y también el diseño. A todo esto hay que añadir las nuevas tecnologías LED que son más eficientes y ecológicas que el resto de bombillas.
Pero antes de entrar en materia, vamos a hacer una pequeña clasificación de las bombillas que podemos encontrar en cualquier comercio especializado:
– Las incandescentes están a punto de desaparecer. Su retirada del mercado comenzó en 2009, así que no son una buena elección. La razón de su retirada es dar paso a nuevos modelos más modernos, como es el caso de la tecnología LED.
– Las luces LED son las más eficientes del mercado actual. Consumen hasta un 80% menos de energía, son más seguras ya que no generan calor, reproducen mejor los colores, reducen las emisiones de CO2 y duran mucho más que las bombillas convencionales.
– Las fluorescentes y fluocompactas también consumen hasta un 80% menos que las bombillas tradicionales y tienen una vida de entre 6.000 y 10.000 horas. Sin embargo, cada una de ellas presenta importantes diferencias. Las fluocompactas no se recomiendan en lugares de uso frecuente y bajo, como las zonas de paso y el cuarto de baño. Mientras que las fluorescentes se aconsejan para iluminar grandes espacios como oficinas y cocinas.
– Las halógenas ecológicas proporcionan una luz muy natural y de manera instantánea. Por lo que son una buena elección para zonas de paso en las que necesitamos una luz inmediata, como es el caso del recibidor, el pasillo y el cuarto de baño.
El tono de color: amarillo o blanco
Esta clasificación es fundamental a la hora de escoger una bombilla, pero otros aspectos que también debemos tener en cuenta es el tono de luz que puede ser amarillo o blanco y se mide en grados Kelvin.
Las bombillas de tono amarillo son cálidas y van de 2.700 a 3.500 grados K. Son perfectas para zonas de la casa destinadas al descanso. Mientras que las bombillas con tono blanco o frío van de 5.000 a 6.500 grados K. Estas bombillas se recomiendan para zonas de la casa que implican una gran actividad como la cocina, ya que su luz blanca activa y estimula la mente.
La potencia lumínica
Al elegir nuestra bombilla también debemos valorar otros aspectos como la durabilidad, el consumo, la rapidez de encendido, la eficiencia energética, la forma de la bombilla que dependerá de la lámpara en cuestión y, por supuesto, la potencia lumínica.
La potencia es la cantidad de luz que emite la bombilla y se mide en lúmenes. La regla es bien sencilla, cuanto mayor sea el número de lúmenes, mayor será la intensidad de la luz. En este sentido, debemos valorar cuántas fuentes de luz tenemos en la habitación para saber si nos merece la pena adquirir una bombilla con mayor o menor potencia.
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