Ayer te hablamos sobre las puertas correderas, una solución ideal para tu hogar. Pero si en estos momentos no te es posible cambiar las puertas por motivos económicos o por cualquier otra razón o quieres conservarlas porque te gustan, es posible tenerlas prácticamente nuevas sin necesidad de realizar un gran desembolso de dinero.
Si quieres conservar tus puertas deberás realizar un trabajo de restauración, no sin antes evaluar si la puerta está bien recta y en buenas condiciones. Si tras valor el estado de la puerta llegas a la conclusión de que permite una restauración, deberás seguir los siguientes pasos.
Primeros pasos
En primer lugar, deberás sanear la puerta alisando la superficie y rellenando los golpes con una masilla especial de poliéster. También deberás renovar los herrajes, que deberás montar después de pintar para que no se manchen. También es buena idea que cambies los marcos de los tapajuntas y aplicar una o dos capas de imprimación para impedir que la pintura se caiga o salte al más mínimo roce. A continuación, vuelve a lijar con una lija de grano fino para conseguir un acabado más liso.
Pintura
El siguiente paso es pintar. Podrás optar por la opción más económica, que consiste en utilizar pintura de esmalte acrílico y acabado mate, satinado o brillante, dependiendo de tu gusto. A la hora de pintar es mejor colocar la puerta sobre unos caballetes para evitar que la pintura gotee. Por otro lado, te recomendamos que apliques dos capas con un rodillo y una con brocha plana de pelo suave. Después deberás dejar secar la puerta y lijarla para aplicar una tercera capa.
También puedes optar por un acabado de alto nivel, la opción perfecta si la puerta es relativamente moderna, de madera maciza, lisa y está en buen estado. Eso sí, el proceso es más engorroso y es preferible que lo haga un buen profesional.