Los tonos neutros son muy demandados en los proyectos de decoración. Proporcionan calidez, atemporalidad y luminosidad. Aunque la belleza en decoración también se alinea con el gusto por la sencillez, un espacio en el que predominan los tonos neutros puede percibirse como previsible, monótono o poco creativo. ¿Cómo embellecer la estética de la vivienda para realzar la mejor versión de su interior?
1. Notas de color en los textiles
Los tonos neutros crean una base perfecta puesto que se adaptan a numerosas transformaciones. Sobre la superficie descrita puedes integrar complementos y accesorios que crean un bonito contraste con el fondo.
Es una propuesta que resulta especialmente elegante en salones, comedores y dormitorios. Estancias que se renuevan con textiles estampados o acabados lisos (pero llamativos). Los textiles son clave en la decoración estacional. En función de sus propias características, aportan un aire invernal, primaveral, estival u otoñal en la vivienda.
2. Contrastes cromáticos en una o varias paredes
Con frecuencia, cuando los tonos neutros se convierten en protagonistas de la decoración de una casa, estas tonalidades se perciben en el mobiliario y en la estructura. Es decir, es habitual que el blanco, el beige o el gris claro sean los ingredientes seleccionados para cubrir las paredes.
Sin embargo, la estética de una habitación cambia cuando la superficie enmarca cuadros, fotografías o láminas que decoran el espacio por medio de la perspectiva artística. Del mismo modo, una de las paredes de la estancia también puede diferenciarse por medio de un acabado distinto.
3. Diversidad de texturas y sensaciones
Los tonos neutros se perciben en primer lugar cuando el entorno se analiza desde una perspectiva visual. Pero el proyecto de decoración no se centra, únicamente, en tonos, formas y contrastes que se perciben en la primera impresión de un lugar.
Las sensaciones agradables, que se experimentan a través del tacto, adquieren una relevancia esencial en el hogar: aportan calma y bienestar. Hay texturas apetecibles y atemporales que combinan perfectamente con una vivienda que se estructura en torno a una base neutra: el terciopelo es una tendencia que eleva la sofisticación en el ambiente.
Las paredes con formas en relieve y texturas están de moda. Las molduras relanzan el estilo en la vivienda.
4. Detalles muy personales
¿Cómo lograr que el salón o el recibidor no transmita un aspecto excesivamente previsible o impersonal? Por medio de detalles que personalizan el contexto. Elementos que aportan significado emocional, belleza y dinamismo.
Una composición formada por varios marcos de fotos, un ramo de flores situado en un mueble bajo, recuerdos de algunos de los viajes que has realizado a lo largo de tu vida, tendencias decorativas que te encantan, productos realizados de manera artesanal… Es decir, las piezas que describen el conjunto de la estética del hogar también pueden poseer su propia historia. Cuando ese relato es especial, repercute positivamente en la calidad del entorno.
5. Crea nuevas composiciones
El interior de cualquier estancia, más allá de sus colores principales o de su estilo predominante, ofrece muchas posibilidades. Por ejemplo, un pequeño rincón decorativo puede transformar el conjunto completo de la habitación. Por ello, experimenta y juega con distintos recursos para crear composiciones bonitas. Es una propuesta decorativa que se enmarca perfectamente en el salón.
6. Flores de la temporada
La decoración floral embellece cualquier entorno por medio de la naturalidad de sus colores y aromas. Un universo de inspiración que nutre el paisaje interior de la vivienda. Las flores se sitúan como un punto focal en las estancias más importantes del hogar.
Por tanto, la decoración con tonos neutros es un acierto seguro. ¿Pero cómo dar un aire original y diferente al entorno? Imprime tu toque personal en la vivienda.