¿Vas a pintar el salón? Si es así deberás escoger colores que aporten un equilibrio visual adecuado, que concuerden con los muebles que tienes en la estancia y que, además, consiga que todo aquel que entre en el salón se sienta cómodo y a gusto en el sitio. Para conseguir este objetivo necesitarás estudiar bien el terreno en el que te mueves, elegir la gama de colores y, por último, definir los tonos de las paredes del salón.
Imagina que es la primera vez que entras a tu salón. Piensa que no hay ningún mueble dentro y que las paredes son blancas. Ahora bien, ¿cómo te gustaría que fuese el mobiliario y cuáles son los colores con los que más cómodo te sientes? No caigas en el error de emular estilos que has visto en las revistas de decoración. Puede que no se adapten realmente a tu vivienda.
Tonos que compensen carencias
Cuanto más neutros sean los muebles, mayores posibilidades tendrás para pintar las paredes. Esto es, si escoges muebles sencillos de tonos neutros como la madera o el gris, luego será más sencillo pintar la pared con colores vivos y alegres. Lo normal sería que eligieses colores que compensaran la falta de claridad y luminosidad, entre otras cuestiones.
La gama perfecta
Los tonos perfectos para el salón son aquellos que son neutros. Siempre quedan muy bien los colores huevo, el color beige, el almendra y toda la gama de los blancos. Aun así, es conveniente que busques combinaciones que reúnan las siguientes tres características: que sean frescos, neutra y cálida.
¿Por qué son esas las mejores?, te preguntarás. Porque crean ambientes serenos y apacibles, son fáciles de combinar y son muy luminosos, ya que reflejan la luz que reciben, con lo que es una idea perfecta para salones pequeños y mal iluminados.