Los vinilos no sólo son una buena solución para las paredes, también lo son para los suelos. Los revestimientos vinílicos están compuestos principalmente por PVC, un material de apariencia y montaje muy similar al de los suelos de linóleo. Eso sí, hay que decir que las propiedades son mucho mejores que las de este antiguo material tan utilizado.
El gran inconveniente de los suelos de vinilo es que se tienen que colocar sobre superficies lisas, sin defectos, regulares. Por contra, son muy resistentes, duraderos, fáciles de instalar y limpiar. Además de los clásicos modelos monocromáticos, podemos encontrar imitaciones de madera y mármol más que interesantes.
¿Dónde colocarlos?
Son apropiados para zonas de la casa en las que hay mucho tránsito ,aunque deben limpiarse regularmente. Es muy normal encontrar este tipo de suelos en hospitales, escuelas y guarderías.
Son impermeables y es muy difícil que se pudran. Por ello, están muy indicados para aquellas zonas que sufren de humedad como bien puede ser el cuarto de baño. Si lo vamos a colocar en la habitación de nuestros niños, lo ideal es que antes sean sometidos a tratamientos de higiénicos y que repelen la suciedad. Con ello evitaremos la aparición de bacterias y hongos, además de evitar las molestas manchas.
Calidad de los vinilos
No sólo nos tenemos que fijar en la apariencia, también tenemos que conocer la calidad de los vinilos antes de comprarlos. La clasificación UPEC del revestimento nos ayudará. Esta indica su resistencia al uso. Varía del 0 al 4, siendo este último el nivel más resistente.
Además de la resistencia, también tenemos que asegurarnos de que sea durable. Tienen que incluir una capa de desgaste y una bajocapa, con un grosor superior a 1 mm e inferior a 4,5 mm.
Cómo limpiar los suelos de vinilo
Al soportar el contacto con el agua, los suelos de vinilo son muy fáciles de limpiar. Deberemos mantenerlos diariamente pasando una fregona mojada con jabón neutro y agua. Adicionalmente, también podemos utilizar algunas ceras para darle más brillo. Los abrillantadores hay que evitarlos, pues hacen que se vuelvan extremadamente resbaladizos.
No hay que utilizar productos alcalinos, corrosivos o detergentes muy agresivos. Pueden dañar la superficie y decolorar los diseños que tan minuciosamente habíamos escogido.