En la Península de Boso, en Japón, podemos encontrar una bella casa minimalista situada a orillas del Océano Pacífico y rodeada de montañas. En un enclave tan idílico, rodeada de naturaleza y con un ambiente de tranquilidad que asusta, presume de tener un diseño minimalista tanto por dentro como por fuera. El blanco es el color estrella y las enormes cristaleras juegan un papel fundamental.
Se puede decir que es una casa espaciosa a la que no le falta luz durante el día. Sus vistas son espectaculares y todas las habitaciones son lo suficientemente confortables y grandes como para que la estancia sea una bendición. Eso sí, bañarse en el jacuzzi resta un poco de intimidad.