Nos desplazamos hasta la comunidad pesquera de Ketch Harbour, en Nueva Escocia (Canadá), para ver una de esas casas que aparecen en nuestros sueños de vez en cuando. Su diseño ha corrido a cargo de Alexander Gorlin Architects, una empresa capaz de hacer realidad proyectos que parecen imposibles. Tiene la friolera de 8.000 metros cuadrados a disposición de sus propietarios desde 2012, que es cuando terminaron las labores de construcción.
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Terrazas con olor a mar
Vivir en una formación rocosa de granito que te permite gozar de unas vistas magníficas es todo un privilegio. Desde lo más alto del acantilado en el que reposa esta casa puedes relajarte contemplando el océano Atlántico, escuchando su preciosa melodía mientras lees un libro o degustas uno de tus platos preferidos.
Pabellones de hormigón, grandes ventanales que dejan pasar los rayos del sol, techos curvados de zinc… Todo empieza por un largo pasillo situado en la entrada, desde donde puedes acceder a todos y cada uno de los espacios de este hogar tan veraniego. La cocina, el salón, el comedor, los dormitorios y el resto de habitaciones parecen guardan una estrecha conexión entre sí. Además, hay un segundo nivel con más habitaciones y una terraza que es perfecta para descansar y tomar el sol cuando las condiciones climatológicas acompañan.
En sintonía con el entorno
El equilibrio entre la arquitectura y la naturaleza está garantizado. En Alexander Gorlin Architects no quisieron alterar el terreno y se pusieron a trabajar pensando en amoldarse a la orografía existente. Por eso esta casa tiene un encanto especial y por eso sus propietarios no se plantean venderla ni a corto ni a largo plazo. Mezclarse entre rocas, olas y elementos decorativos de última hornada debe ser cuanto menos gratificante.
Galería de fotografías: Peter Aaron.