A veces pensamos que necesitamos un montón de espacio para vivir, pero la realidad es que podemos desarrollar nuestra vida cotidiana de forma satisfactoria con muchos menos metros cuadrados de los que pensamos. Más importante que la cantidad de espacio es la calidad del mismo, y lo bien que esté aprovechado.
Y como muestra, hoy quiero enseñarte un apartamento de tan solo 40 metros cuadrados que fue diseñado para que en él vivieran dos personas: una madre con su hija de seis años. Pronto se dieron cuenta de que tenían todo el espacio que necesitaban, tal era el aprovechamiento de cada rincón.
Líneas puras y colores neutros
Para empezar hay que decir que se optó, desde el principio, por una decoración serena, suave, ligera y nada recargada para no atosigar los ambientes, ya de por sí reducidos. Se eligieron colores neutros y suaves, el blanco, madera clara para el suelo. Los contrastes llegaron de la mano del sofá, de un gris casi negro, y de los muebles del salón de madera oscura.
Una de las paredes del salón se empleó para colocar un largo escritorio corrido, ya que la niña, en edad escolar, necesitaba un lugar para estudiar. Como es muy largo, pueden utilizarlo madre e hija a la vez. En la parte superior se dispusieron armarios para mantener el orden visual. Las puertas son blancas, lisas y sin tiradores para hacer que se integran en la pared.
Por la unidad de criterios decorativos
La cocina es pequeña y únicamente se separa del salón por un tabique ligero. En ella se empleó el contraste entre el blanco y la madera oscura, como en el salón. Emplear los mismos criterios decorativos en toda la casa me parece un acierto, ya que aporta una sensación de unidad muy necesaria en un apartamento de pocos metros.
Otra idea para hacer que es espacio “crezca”: en el cuarto de baño se instalaron sanitarios suspendidos. Además de facilitar la limpieza, el baño parece más amplio.