Puede que no te hayas dado cuenta de ello, pero constantemente estamos poniendo en práctica la combinación de colores: para vestirnos, a la hora de cocinar, al decorar la casa… Y es que saber combinar colores es imprescindible para hacer atractiva cualquier cosa, incluyendo los espacios de nuestro hogar. En este sentido, es importante tener en cuenta que existe una subjetividad en la percepción del color. ¿Qué queremos decir con esto? Pues que por mucho que la combinación sea equilibrada, si a alguien no le gusta aluno de los colores que estén presentes en una estancia, la decoración no acabará de seducirle. Eso sí, hay algunas reglas que podemos aprender para combinar el color de manera adecuada.
Teniendo en cuenta que acertar con la combinación de colores es imprescindible para conseguir una bonita decoración de interiores, no es de extrañar que muchos profesionales recurran a determinadas reglas basadas en la rueda de color o el círculo cromático. Por supuesto, para utilizar estas reglas no es necesario ser un experto en decoración. Tú mismo podrás aprenderlas a continuación. ¿Te gustaría acompañarnos?
El círculo cromático
Antes de explicarte las diferentes reglas para combinar colores, queremos hablarte sobre la relación entre colores. Así, es importante que tengas en cuenta que según el círculo cromático que desarrolló Newton en el siglo XVII, existen tres colores primarios, que son el origen de los demás. Se trata del rojo, el azul y el amarillo. De la mezcla de estos tres colores surgen los llamados secundarios, es decir, el verde resulta de la mezcla del azul y el amarillo; el violeta de la mezcla del azul y el rojo; y el naranja del amarillo y el rojo. En cuanto a los colores terciarios, surgen de la mezcla de un color primario y uno secundario. El resto de colores se consideran una variación de los primarios, los secundarios y terciarios.
Colores neutros, cálidos y fríos
Además de conocer el círculo cromático, es importante que tengas en cuenta que los colores también se pueden dividir en neutros, cálidos y fríos. Los primeros son de una saturación muy baja, cercana al gris. Se consideran neutros el negro, el blanco, el gris y el marrón en diferentes versiones, incluyendo el beige. En cuanto a los cálidos, son los que van del amarillo-verde al violeta-rojo, transmitiendo una sensación de calidez y dando la sensación de adelantarse a la superficie que los contiene, es decir, de cercanía. Son muy utilizados en salones y cocinas. Es importante que tengas en cuenta que los colores con más concentración de amarillo son considerados más cálidos. En el lado contrario encontramos los tonos fríos, que transmiten una sensación de relajación y calma, por lo que son perfectos para dormitorios y cuartos de baño Además, amplían los espacios visualmente. En este caso, se consideran más fríos los colores que contienen una mayor cantidad de azul. En cuanto al verde, puede tomarse como cálido o frío dependiendo de la cantidad de amarillo o azul que contenga.
Colores claros y colores oscuros
Por supuesto, también hay que diferenciar entre los tonos claros y los oscuros. Los primeros son perfectos para gran frescura y amplitud, por lo que suelen utilizarse en estancias pequeñas. Por su parte, los oscuros pueden quedar geniales en habitaciones grandes, comedores y estudios.
Decoración monocromática
Ahora que ya conoces el círculo cromático y la diferencia entre colores neutros, fríos y cálidos, debes saber que una de las combinaciones más seguras es la llamada monocromía, que consiste en utilizar un único color como base. Eso sí, se pueden aportar matices de diferentes tonalidades e intensidades de este color. Si te decantas por esta opción, debes saber que también podrás combinar este único color con otros tonos neutros, que ya sabes que son los más versátiles.
Combinación por analogía
También puedes optar por la combinación por analogía, que consiste en combinar tres colores adyacentes en la rueda cromática, es decir, colores que estén uno al lado del otro. Gracias a este tipo de combinación lograrás un contraste suave con el que conseguirás espacios armónicos y atractivos. Por ejemplo, podríamos hablar de combinación por analogía en un ambiente decorado con rojo, rojo-naranja y amarillo-naranja; o en un espacio en el que se combine el amarillo con tonos verdosos y naranjas.
Combinación complementaria
Si lo que quieres es crear un contraste más llamativo, entonces puedes optar por la combinación complementaria. Es importante que tengas en cuenta que los colores complementarios son los que se encuentran en lugares opuestos en el círculo cromático. Por ejemplo, el complementario del azul es el amarillo y el del rojo el cian. Si quieres optar por este tipo de combinación, deberás escoger un color principal y utilizar el otro en pequeñas pinceladas.
Tríos de colores
Otra interesante opción es utilizar un trío de colores, pudiendo optar por la triada de complementarios divididos, que se basa en la combinación de un color principal y los adyacentes del complementario, es decir, los que se sitúan a ambos lados en el círculo cromático; o por el trío armónico, que consiste en usar tres colores equidistantes del círculo cromático.
Tétradas u cuadrados
Aunque es menos común, también existe la opción de las tétradas, es decir, utilizar un color básico más dos adicionales y otro que sirve para poner acentos. Además, puedes optar por la combinación cuadrada, que consiste en combinar cuatro colores que en el círculo cromático están a la misma distancia el uno del otro. Aunque los colores no se parecen, se complementan a la perfección, creando espacios dinámicos y muy llamativos.