El mimbre, también conocido como rattan, es un material muy utilizado para la fabricación de mobiliario de exterior, empelado en jardines, patios o terrazas. Sin embargo, uno de los grandes inconvenientes reside en la enorme capacidad de acumular suciedad en las fibras trenzadas de la estructura. Para proceder a su limpieza, si el material está barnizado, lo más recomendable es utilizar una máquina de vapor. Mientras que si el acabado es natural, es conveniente pulverizar el mueble con una mezcla de agua y detergente para frotar con un cepillo de púas.
Es bastante normal que los respaldos y asientos de los muebles de mimbre se ensucien, por lo que las tareas de limpieza resultan fundamentales para mantener limpios nuestro mobiliario de exterior. Si el mimbre ha perdido brillo con el paso del tiempo, lo podemos recuperar después de limpiarlo, añadiendo al agua del aclarado el zumo de medio limón y se dejar secar al sol.
En ocasiones, una limpieza en profundidad puede que no mejore el aspecto del mueble. Debido a las inclemencias meteorológicas a las que está expuesto al aire libre, el mimbre puede tener manchas o la pintura comienza a descascarillarse. Una posible solución consiste en pintar de nuevo el mueble. Para retirar la pintura antigua o deteriorada, conviene emplear un decapante en gel. Para ello, lo ideal es emplear pinturas en spray.