Los lofts empezaron a sonar como una alternativa económica a la vivienda tradicional, pero actualmente se ha convertido en un lujoso modo de vida. Formados por espacios grandes, en los que el estilo industrial es el protagonista de la vivienda. Los techos altos son su característica principal, por los que discurren instalaciones como las del aire acondicionado o grandes focos decorativos. Para la decoración se emplean materiales fríos que contribuirán a la conservación de ese aspecto industrial que inicialmente se respiraba en la nave.
Gracias a su brillo y a la ausencia de juntas, los suelos de cemento pulido ayudan a hacer todavía más grandes los espacios. Para distinguir las diferentes estancias o dormitorios en un loft, se puede optar por usar diferentes tonalidades de pintura para el suelo de cemento. En ocasiones, debido a la frialdad de estos suelos, las alfombras son fundamentales. Son ideales para poner el punto de color al salón y además permiten separar visualmente cada espacio.
No se suelen poner muchos muebles, pero suelen ser de gran tamaño. Por otro lado, debemos evitar la colocación de una cantidad excesiva de piezas, ya que puede dar como resultado un aspecto desordenado. Es recomendable utilizar una paleta cromática reducida, pero de colores muy intensos. Por ejemplo, en la cocina y baño, son adecuados los colores brillantes, como rojos, naranjas o verdes, que contrastarán con la frialdad del hormigón y además potenciarán esa sensación de lugar aséptico que debe reinar los verdaderos lofts. Mientras que en las zonas de estar es preferible utilizar tonalidades más frías y suaves.
Los espacios se transforman en diáfanos, pero permiten vivir en un solo espacio que cubra todas nuestras necesidades. Sin embargo, hay momentos en los que necesitamos una cierta intimidad. Es por eso que la búsqueda del espacio personal dentro del compartido, en ausencia de tabiques, requiere mucha creatividad. Son viviendas ideales para personas solteras o parejas sin niños.