¿Qué sería de nuestra vida sin los colores? ¿Y de nuestro hogar? Pintarlo todo de blanco es una opción muy respetable que te permite ganar luminosidad, pero siempre hay que jugar con los complementos para añadir algo de color a las estancias. Éstos pueden modificar nuestro estado de ánimo como por arte de magia, ya que cada uno de ellos tiene un significado.
Puedes buscar tranquilidad, energía, relax… La colorterapia influye a todas las personas de una forma más o menos intensa, así que no hay que tomarse a la ligera la elección de los tonos que van a teñir el techo, las paredes, los muebles y los accesorios que van a compartir espacio.
Varios tipos de acabado
Igual de importante es decidir el tipo de acabado de dichos colores. Pueden ser brillantes, eclécticos, mate, fluorescentes, apagados, pastel… El mismo color, con distintos acabados, puede cambiar una barbaridad, así que es otro de los factores que tendrás que valorar antes de tomar una decisión.
Colores cálidos y fríos
Los colores cálidos son el rojo, el naranja y el amarillo, mientras que los fríos son el azul, el verde y el violeta. Piensa en el grado de calidez que estás buscando y apuesta por los que creas que van a cumplir con tus expectativas.
La gama de colores cálidos se asocia con el fuego, el sol y las estrellas, por lo que transmiten vitalidad, acción y creatividad. La gama de fríos, por contra, se asocia con el cielo, el agua y los árboles, así que transmiten paz, equilibrio y calma.
Puede que en unas estancias te convengan más los cálidos y en otras los fríos. De hecho, en función de lo que estés buscando, en una misma estancia puedes preferir colores cálidos o fríos. Es el caso de un despacho. En el de un ilustrador el naranja puede despertar creatividad, pero en el despacho de un contable, que tal vez anda muy agobiado entre tantas facturas, lo más recomendable puede ser un azul que transmita calma.
Todas las opiniones cuentan
Evidentemente, no tomes decisiones sin tener en consideración la opinión de los demás. Pregúntales por sus colores predilectos y elegid los que más os gusten a todos. En los espacios compartidos la elección es más complicada. En las habitaciones individuales, sin embargo, siempre se impondrá la opinión de quien vaya a pasar más horas en ella. Es de lógica.
Los complementos
La revolución de los colores no solo es cosa de las paredes y el techo. Plantéate la posibilidad de cambiar las cortinas, las alfombras, los cuadros, los jarrones, las colchas, los cojines… Juega sobre todo con los textiles y piensa en las combinaciones de colores para no cometer un error. No es recomendable tenerlo todo del mismo color, pero hay que tener cuidado a la hora de mezclar tonalidades.
Piensa en lo que buscas en cada estancia
Para el baño no hay nada mejor que los colores cálidos, que también encajan en zonas de estudio y en la cocina. Eso o apostar por un blanco mezclado con azul, todo un clásico que aporta luminosidad y frescura.
En el comedor es bueno mezclar colores cálidos con colores fríos, pero siempre a través de la combinación paredes-complementos. Por ejemplo, puedes emplear colores cálidos para las paredes y fríos para los complementos. Todo ello siempre y cuando el resultado final sea agradable para la vista.
En las zonas de entrada y salida del hogar se recomienda apostar por tonos fríos que transmiten paz y relax. Te vas a trabajar con tranquilidad y vuelves a casa sabiendo que vas a descansar tras un día intenso.
Termino hablando de los colores crema y beige. Nunca pasan de moda porque aportan serenidad y se adaptan muy bien a espacios con mucha luz natural.