Cada vez más se utilizan tabiques con materiales como los ladrillos huecos o los contratabiques forrados con aislante. Esto genera una problemática relacionada con el escaso grosor de las paredes, éstas son demasiado delgadas como para soportar los trabajos con taladro o la colocación de un taco clásico. Algo tan sencillo como colgar un cuadro o una balda puede ser misión imposible. Para resolver este problema, se deben emplear fijaciones especiales con mecanismos de anclaje que se agarren a la parte posterior del tabique.
Decimos que son tabiques huecos cuando su grosor oscila entre 3 y 10 mm. Los tacos metálicos de expansión o los autorroscantes son algunas de las soluciones más recomendadas para estos casos. Los primeros garantizan una fijación permanente en las paredes delgadas, ya que son tubos metálicos huecos en los que se introduce un tornillo. En el otro extremo, dispone de unas aletas metálicas que se expanden y se apoyan detrás del tabique. Es importante que la longitud del tubo sea similar a la del grosor de la pared.
Los tacos metálicos se emplean sobre superficies de escaso grosor pero sirven para materiales muy distintos: escayola, madera u hormigón. Mientras que si el tabique se ha construido con paneles de yeso, lo adecuado es seleccionar casquillos metálicos autorroscantes, ya que tienen una espiral exterior que al girar penetra en el yeso sin dañarlo.
Para comprobar que los tabiques de una casa son huecos, se recomienda realizar una prueba de perforación.