Quien de amarillo se viste, en su belleza confía. Un refrán muy popular y una gran verdad que también se puede aplicar al mundo de la decoración. Y es que el amarillo es un color arriesgado, pero también una tonalidad con muchas y muy diversas posibilidades decorativas.
Un color que transmite optimismo, buen humor, alegría y mucha energía. Además de una tonalidad que debemos combinar con mucho cuidado para evitar decoraciones demasiado recargadas, que puedan tener el efecto contrario. En Decorablog te ayudamos a encontrar el equilibrio cromático ideal para sacar el máximo partido del color amarillo. ¡Alegra tus habitaciones!
El tono ideal
Antes de nada debes tener en cuenta un detalle muy importante que es el espacio disponible. Si tu habitación es grande puedes escoger un amarillo más intenso, pero si tu ambiente es pequeño, lo ideal es optar por un tono discreto. La razón es que los colores fuertes hacen que las habitaciones parezcan mucho más pequeñas de lo que son en realidad.
Una vez aclarado este punto, debes considerar también el tipo de amarillo que quieres escoger. Fluorescente, limón, mostaza… hay muchas variedades de amarillo en menor o mayor intensidad cromática. ¡Encuentra la tuya!
Cómo combinar el amarillo
El siguiente punto a considerar son los colores que mejor combinan con el amarillo. Si no quieres arriesgar y buscas colores discretos, nada mejor que el gris, el negro, el blanco nuclear, el crema o el beige. Pero si quieres dar un toque muy atrevido a tu decoración escoge tonalidades como el turquesa, el verde menta, el azul eléctrico y el rosa fucsia.
Combina estos colores de forma correcta para conseguir el contraste cromático deseado. Es decir, un amarillo chillón con tonalidades más suaves, o bien un amarillo claro con colores más llamativos.
Cómo distribuir este color
Una vez aclarados todos estos detalles, deberemos considerar cuál es la distribución más adecuada. En este sentido, la regla del 60-30-10 puede resultar de gran ayuda para decorar habitaciones de color amarillo. Es decir, tienes que escoger un color protagonista, que puede ser el amarillo, y que abarcará el 60% de tu espacio. El segundo color será el secundario y ocupará el 30%. El broche final será para el color definitivo que te ayudará a rematar la distribución de los colores en la decoración.
No es necesario que sigas a rajatabla esta norma, ya que puedes escoger más o menos colores en función del tamaño y las características de tu habitación. Así que teniendo en cuenta todas estas reglas y consideraciones decorativas, debes encontrar el equilibrio ideal.
En otras palabras, ¿dónde y cómo vas a utilizar el amarillo? En tus sillas, en tus paredes, en los cojines, en las cortinas, en los manteles de la cocina, en las flores… Y llegados a este punto, otro detalle que también debemos considerar es el tipo de habitación que deseamos decorar.
Un amarillo para cada habitación
No es lo mismo una zona de paso que una habitación destinada al descanso. En el dormitorio o en el salón necesitamos crear una zona relajante, así que los colores claros son muy importantes. Mientras que en ambientes como la cocina o las zonas de paso se recomienda una decoración que aporte energía.
De esta forma, en el dormitorio deberíamos utilizar un amarillo más discreto. Todo lo contrario que en la cocina o en el recibidor donde nos podemos permitir el lujo de utilizar un amarillo mucho más fuerte que imprima energía en nuestra decoración.
Y tú, ¿qué otros consejos conoces y nos recomiendas?