El ajetreo diario hace que nos planteemos muchas cosas a la hora de decorar un hogar. Una de ellas es la necesidad de disponer de un lugar resguardado que nos sirva para relajarnos. De aquí surge la iniciativa de muchas parejas de tener su propio jardín zen en casa. De hecho, hasta hay quien compra los pequeños jardines que venden en algunos comercios.
Los jardines zen tienen su origen en el budismo. Su razón de ser tiene que ver con la necesidad de crear un espacio que fuese utilizado como ayuda a la meditación. Y es que los jardines zen son un excelente recurso para dar escape a esa ansiedad y estrés del día a día. Si tienes un jardín, puedes hacer de él un auténtico espacio de meditación o, en caso de no ser así, siempre puedes crear un jardín zen en miniatura.
En miniatura
Para construir un jardín zen en miniatura solo necesitarás una caja pequeña de madera, arena, piedras lisas y un pequeño rastrillo. El paso siguiente es llenar hasta la mitad la caja de madera con la arena y colocar las piedras de forma que queden estéticamente bien. Para desestresarte, rastrilla la arena formando ondas muy suaves. Ya verás como se te pasan las horas muertas.
Un jardín zen a lo grande
Si eres de los que no se conforman con las miniaturas, te proponemos llevar tu idea a lo grande y montarte tu propio espacio de meditación en el jardín. Escoge un lugar que sea propicio para la contemplación, quita las malas hierbas y esparce la arena por el suelo. Rastríllala creando ondas que asemejen el mar. A continuación coloca piedras de grandes proporciones por el jardín. Intenta que las piedras que escojas sean de formas lisas, ya que transmitirán más paz y tranquilidad. Ahora solo necesitas refugiarte en este lugar cada vez que te sientas a punto de estallar. Ya verás cómo relaja.