¿Quién no ha soñado alguna vez con vivir una temporada en una buhardilla bohemia? Seguramente no hay nadie que no lo haya pensado en algún momento de su vida. Sin embargo, los techos abuhardillados y las escasas dimensiones de este tipo de viviendas hacen que decorarlas sea siempre un reto. La clave para el éxito estará en aprovechar al máximo el espacio para maximizar la sensación de amplitud.
El factor más importante que debemos tener en cuenta es la luz. Las buhardillas suelen contar con ventanas que proporcionan unas inmejorables vistas al cielo. Sin embargo, los techos inclinados hacen muy difícil conseguir una iluminación uniforme en la habitación. Debemos evitar las lámparas colgantes en las zonas más bajas. Una buena opción es decantarse por modelos orientables u optar por encastrar focos en las vigas.
Para las ventanas, la marca Velux ofrece una amplia gama de opciones para aprovechar al máximo las ventajas de la luz natural. Es importante que cuenten con un doble acristalamiento para reducir al máximo las temperaturas extremas en verano o el frío en invierno. Además, es recomendable que cuenten con una persiana para que no entre la luz antes de tiempo.
Un espacio diáfano y confortable
Aunque crean un ambiente muy romántico, los techos inclinados tienden a dar sensación de agobio. Por eso, y dadas las reducidas dimensiones que suelen caracterizar a las buhardillas, una buena idea es intentar crear un espacio diáfano que aporte amplitud. El mobiliario puede ser suficiente para delimitar las diferentes zonas, sin necesidad de recurrir a tabiques o paneles de pladur.
Además, deberíamos intentar adecuar las zonas con el techo más bajo al mobiliario. En esta zona podemos colocar el mueble de la televisión o estanterías bajas llenas de libros para aprovechar el espacio. Las vigas de madera servirán para hacer el lugar aún más acogedor. Si la estructura no cuenta con ellas podemos acoplar unas falsas de fibra de vidrio o poliuretano.